En la ex clínica Cruz Azul, hoy en manos del grupo Clínica de Las Mercedes, que prevé su pronta inauguración, este sábado por la mañana se hizo realidad la llegada de un container con el resonador magnético nuclear, uno de los aparatos más importantes con que contará el centro de salud privado tras su remodelación y puesta en marcha.

Fueron muchos los mercedinos que pudieron observar el gran operativo que se montó en la esquina de las avenidas 29 y 16, donde una pluma de gran tamaño y una grúa especial se ocuparon de trabajar en el desempaque de la sofisticada aparatología que servirá para tener un diagnóstico adecuado de diversas patologías.

El resonador magnético nuclear es sólo uno de los nuevos y modernos aparatos que se prevén instalar en la remodelada clínica, que pretende “aportar servicios y tecnología a la altura de las necesidades”. Por eso también tendrán un tomógrafo computado, unidad de terapia intensiva para adultos, neonatológica y pediátrica.

La necesidad de funcionamiento de este centro asistencial privado es vital en la ciudad de Mercedes. Según datos oficiales, el 50 por ciento de la población mercedina no cuenta con el servicio de las obras sociales y en la actualidad el Hospital Blas L. Dubarry atiende ese porcentaje de pacientes y también el restante, al ser el único centro de internación en la ciudad.

La maquinaria pesada en calle 16.

La Clínica de Las Mercedes está terminando con los últimos detalles en la infraestructura a nivel arquitectónico funcional. En el frente se instaló una marquesina y se construyó una dársena especial para el arribo de móviles de emergencia, se reestructuró todo el espacio de la guardia y recepción, que seguirá sobre avenida 29, y además se cambiaron todos los cerramientos y aberturas exteriores, completando todo un nuevo revoque para el antiguo edificio, al que se le agregaron estructuras y se lo transformó íntegro, reconstruyéndose las partes dañadas.

Es un cambio notorio desde aquel 22 de junio de 2004, día de la represión policial y el desalojo por parte de la justicia de los trabajadores que dependían de la ex gerenciadora CIBSA, y que habían llegado a formar una cooperativa. El presidente de esa cooperativa y ex trabajador, Daniel Díaz, hoy sigue procesado, al igual que dos compañeros del Polo Obrero que estaban apoyando el reclamo, Julio Sena y Julio Bargues. La justicia no definió el tema y la causa se caratula “resistencia a la autoridad y lesiones leves”, de parte de los mencionados hacia la policía, cuando lo que resistían era que se perdieran 43 fuentes de trabajo.

 

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