A muy pocas cuadras y en línea recta con el recientemente inaugurado Centro Integrador Comunitario, con epicentro en la calle 65 y el puente del canal de la calle 16, cerca del río Luján, se yergue un basural no habilitado que por falta de controles de parte de la comuna crece cada día.

Junto al canal de la calle 16, a pocos metros de su desagote en el río Luján –cuyo vertido contaminante fuera recientemente denunciado– hay un terreno de varias hectáreas desocupado, que –dicen– compró un señor de origen oriental. Allí pastan unas vacas y se encuentra el gran basural informal y creciente, que los vecinos de la zona conocen bien, con calles de acceso perfectamente definidas y al que comentan contribuyen camiones que son “del Unzué”, lugar donde están las dependencias de Desarrollo Social, una de las caras visibles de la Municipalidad.

La ciudad de Mercedes a poco de ser fundada como tal, y luego de haber perdido la posibilidad de ser capital de la provincia era conocida como “La Perla del Oeste” por su cultura, la capacidad de pensamiento de su gente y su amabilidad, el brillo de sus calles y sus verdes campos. La ciudad hoy en día ha cambiado mucho sus valores: el desarrollo descontrolado del consumo y la falta de generación de soluciones en lo que hace a la disposición de residuos –amen de haberse generado una ordenanza, nunca implementada– determinan este cóctel fatal. Y si el problema se ve en conjunto, la ciudad tiene muchas condiciones para ser la “Perla contaminada del Oeste”.

En este basural no habilitado cantidades de latas de energizantes, chapitas de cerveza por montones, tapas de aerosoles plásticas, los tachos de espuma artificial del corso, vísceras varias, naranjas cortadas y exprimidas junto a otros residuos de restaurante y verduras frescas, bolsas rotas con dudosos contenidos en polvo, químicos, huesos, basura domiciliaria común, parabrisas rotos, bolsas, tergopoles, sillones, cueros, son algunos de los objetos que pueden describir a un todo que se va renovando en el lugar, y que deja regueros de bolsitas en la calle 26 en su cruce con la calle 65 y que lleva su pestilente carga hacia el cercano río Luján, ya de por sí también lleno en su interior y en su ribera de más bolsitas de residuos y desperdicios de todo tipo, sobre todo plásticos, pero hasta lavarropas y otros hierros de gran tamaño.

Luego de la aparición evidente de una mancha grisácea el fin de semana en el canal de la calle 16 y habiendo estado presentes también con sus integrantes en esta recorrida por el basural de la calle 65, asociaciones ambientalistas estudian la realización de causas penales vinculadas a la evidente contaminación y a la posible comisión de otros delitos que estarían motivando este desprecio por el medio ambiente tan pronunciado.