El arzobispo Agustín Radrizzani respaldó esta mañana el reclamo de los jubilados por la movilidad de sus haberes, durante una reunión que sostuvo -en la sede de la Curia mercedina- con una numerosa delegación del Grupo de Jubilados Independientes (GJI) de Luján.

Radrizzani saludó y expresó su solidaridad a veinte personas –casi todas ellas mayores de edad– que viajaron en tren desde Luján hasta Mercedes para entrevistarse con el vicario general de la Arquidiócesis, Jorge Bruno.

Aunque no había comprometido su presencia, en el cierre de la reunión se incorporó el arzobispo, quien expresó ante los jubilados su voluntad de “hacer lo posible para que se den estos hechos de justicia”.

Antes, los jubilados habían reseñado a Bruno sus luchas por el 82 % móvil y por la recuperación de su obra social. “Le pedimos a nuestro pastor que nos defienda de los lobos de turno”, le explicó José Pedro Bonvecchi, quien actuó como portavoz del grupo.
Bonvecchi –ex concejal por la Democracia Cristiana de Luján– tuvo duras críticas al gobierno nacional “que no recibe a los niños ni a los jubilados, que somos el tejido más débil de la sociedad”.

Radrizzani y Bruno se interesaron por el recurso de amparo que cerca de 800 jubilados lujanenses presentaron el 15 de noviembre. Reclamaron ante la Justicia Federal de Mercedes que se les restituya la movilidad de sus haberes, en una causa que parece demorarse en la maraña de instancias que deben cumplir los recurrentes ante la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).

“La única lucha que se pierde, es la que se abandona”, coincidió el arzobispo, en el cierre de la charla, con la frase lanzada por María Rosa Sierra de Palazzo, de Madres de Plaza de Mayo, quien concurrió a la reunión “como una jubilada más”.

El encuentro se concretó en la sala de reuniones de la Curia, de calle 20

 

 

 
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