El mercedino más siniestro parido en la historia, Jorge Rafael Videla, quien ha sido presidente de facto durante la última dictadura, tiene un nuevo procesamiento dictado por la justicia.

La Cámara Federal confirmó un nuevo procesamiento, con prisión preventiva, para el detenido dictador Jorge Rafael Videla, esta vez por 30 homicidios agravados, entre otros gravísimos delitos cometidos en la órbita del Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura militar, según revela un cable de la agencia de noticias Télam.

El procesamiento también atribuye al represor la responsabilidad en 571 secuestros y 268 tormentos cometidos en centros clandestinos de detención que funcionaban en esa jurisdicción.

La resolución –difundida hoy por el Centro de Información Judicial (CIJ)– fue suscripta por los camaristas Eduardo Farah y Jorge Luis Ballestero, quienes reiteraron que esos ilícitos constituyen delitos de “lesa humanidad”.

Videla, además, está procesado como presunto responsable del plan sistemático de robo de bebés de víctimas de la dictadura militar que asoló al país entre 1976 y 1983. Ya había estado preso en la cárcel de Caseros en 1998, cuando el entonces juez Roberto Marquevich ordenó su detención por causas relacionadas al destino de niños de desaparecidos. También está procesado por los crímenes del “Plan Cóndor” y del Primer Cuerpo de Ejército, así como el secuestro de dos empresarios, padre e hijo, en 1976, hecho por el cual había sido indultado por el gobierno de Carlos Menem.

Jorge Rafael Videla nació el 2 de agosto de 1925 en Mercedes. Fue bautizado así debido a que sus padres antes de él tuvieron mellizos, los cuales fallecieron, y se llamaban uno Jorge y el otro Rafael. Siguiendo la carrera de su padre, ingresó en el Colegio Militar de la Nación en 1942 y curso la Escuela Superior de Guerra entre los años 1952 y 1954. El 24 de marzo de 1976 encabezó, junto a Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti, el golpe de Estado que derrocó a la presidente constitucional María Estela Martínez de Perón, disgregó a los partidos políticos y cerró las cesiones del Congreso Nacional, dando comienzo así al Proceso de Reorganización Nacional. Su período estuvo marcado por la desaparición y el asesinato de miles de personas, secuestros y torturas, entre otras violaciones a los derechos humanos como el robo de bebés.