En un predio que es paso público, y era un espacio verde de la ciudad, en pleno casco urbano, los propios vecinos fumigaron con “matayuyo” los largos pastizales, luego estos fueron cortados al ras, y como si fuera poco (ya afectados por los agroquímicos y por la rasurada), los pastos que quedaron fueron quemados. Se ignora el destino de los pastos que quitaron del lugar, por lo que se habría desparramado el componente tóxico inútilmente en otra parte. Se trata del pasaje de calle 25 esquina 2, junto a la plaza de juegos infantiles que se ubica en el lugar. Los pastos fumigados se ubican entre las calles 4 y avenida 2. El aspecto del lugar es patético.

Junto a las casas de los vecinos y sin que medie aviso, la primera aplicación registrada de químicos en el lugar fue el pasado viernes, cerca de las 14 horas. La misma fue realizada aparentemente por un vecino del lugar, quien arrojó “matayuyo” (glifosato, herbicida) sobre los pastos largos, ya que (afirmó) “la municipalidad no viene a cortar”. El rociado tóxico, sin protección alguna, este señor lo realizó con un equipo de mochila de importantes dimensiones.

Este mismo método para desmalezar en zonas urbanizadas es el que usa la empresa Univía, y que fuera denunciado en el mes de octubre de 2009, en las alcantarillas de la ruta nacional número 5.

La anarquía en cuestiones relacionadas con los espacios verdes y la protección ambiental de las personas, ante la falta de educación sobre los compuestos tóxicos que se manejan, es cada vez más llamativa.

En cuanto a las fumigaciones, se sabe que no se respetan las normativas sobre las distancias mínimas que deben guardarse con las aplicaciones de venenos, que se hacen a través de avionetas, mosquitos y como en este caso de manera manual. En tanto, los aparatos conteniendo los químicos recorren la ciudad en búsqueda de sus objetivos, los cultivos transgénicos.

Anteriormente, además, ya se había denunciado el accionar de la concesionaria del ferrocarril Sarmiento, Trenes de Buenos Aires, a la que incluso se instó a través de la Defensoría del Pueblo que deje de desmalezar con herbicidas tóxicos.

El uso de herbicidas como el glifosato o cualquier “matayuyo” causa graves e innecesarios problemas de salud en personas y animales, contamina suelo, aire, agua y alimentos, y destruye cultivos básicos, animales de cría y peces base de la sobrevivencia de comunidades campesinas e indígenas, y atenta contra la biodiversidad

Más información sobre los efectos de las fumigaciones: Campaña Paren de Fumigar