rss xml 
 Cargando el menú...
 




 Mercedes - Buenos Aires - Argentina -
info@noticiasmercedinas.com



 

 

28/05/14
Concejales de la ciudad aprueban adhesión a importante documento de la Iglesia
Se trata del texto del Episcopado denominado “Felices los que trabajan por la paz” y que hace referencia a la violencia y la necesidad de pacificación. Presentado por el bloque MIC, fue aprobado por la mayoría de los ediles.


 

 

Se adhirió finalmente el Concejo Deliberante al documento emitido recientemente por el Episcopado denominado “Felices los que trabajan por la paz”, y que fuera redactado en Asamblea Plenaria. Tras un proyecto del bloque MIC, que fuera probado por mayoría en la última sesión ordinaria realizada, y con los votos negativos del bloque del Frente Mercedino para la Victoria.

Tal cual comentó el concejal José Cestari, del MIC, el expediente 225/14 fue finalmente aprobado por mayoría, en apoyo al documento emitido por la Asamblea Plenaria del Episcopado argentino el 9 de mayo de 2014. 

Entre los considerandos se marcó que “la violencia que aqueja a la sociedad argentina es transversal y se manifiesta en forma de inseguridad ciudadana, robos y homicidios, en forma de violencia socioeconómica, exclusión social y desigualdad, de violencia familiar y escolar, y en las nuevas formas de crimen organizado que se lucran con la trata de personas con fines laborales y de explotación sexual, o los tráficos de armas y estupefacientes”.

“Ante ese estado de cosas las propuestas episcopales se orientan hacia reformas estructurales y una renovación moral profunda”, se agregó y se indicó que la Argentina “necesita un Estado de Derecho fuerte que proteja a los  ciudadanos y al que se sometan los distintos poderes públicos; leyes justas que rijan los aspectos más cotidianos de la vida y una justicia sancionadora que se someta al principio de legalidad”.

“La sociedad argentina debe comprometerse con la verdad”, se planteó además, y se agregó que la Iglesia, por su parte, “se compromete a promover la amistad social y el encuentro, a cuidar de la vida de cada uno de los argentinos y a hacerlo en nombre de Dios y de su amor por el hombre”.

El texto completo del Documento es:

Como pastores del pueblo de Dios -del que provenimos y al que queremos servir- nos dirigimos a todos los miembros de la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad, para compartir nuestra mirada sobre un aspecto inquietante de la realidad nacional. Constatamos con dolor y preocupación que la Argentina está enferma de violencia. Algunos de los síntomas son evidentes, otros más sutiles, pero de una forma o de otra todos nos sentimos afectados. Queremos detenernos a reflexionar sobre este drama porque creemos que el amor vence al odio y que nuestro pueblo anhela la paz.

Son numerosas las formas de violencia que la sociedad padece a diario. Muchos viven con miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar. Los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad. Una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena. La reiteración de estas situaciones alimenta en la población el enojo y la indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza o de la mal llamada “justicia por mano propia”. La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad.

No se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos. Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica, abandono del sistema educativo, peleas entre “barrabravas” a veces ligadas a dirigentes políticos y sociales, niños limpiando parabrisas de los autos, migrantes no acogidos e, incluso, la destrucción de la naturaleza. Hemos endurecido el corazón incorporando estas desgracias como parte de la normalidad de la vida social, acostumbrándonos a la injusticia y relativizando el bien y el mal. Es creciente la tendencia al individualismo y egoísmo, de los cuales despertamos sobresaltados cuando el delito nos afecta o toca cerca. El Papa Francisco señala que “se ha desarrollado una globalización de la indiferencia...” (Evangelii Gaudium 54).

Pero no nos ayuda culpar a los demás. Para lograr una sociedad en paz cada uno está llamado a sanar sus propias violencias. Es necesario reconocer las diversas crisis por las que atraviesa la familia, que es la primera escuela de paz. En ella aprendemos la buena noticia del amor humano y la alegría de convivir. Muchos niños y adolescentes crecen solos y en la calle provocando el debilitamiento de los vínculos sociales. Esto también repercute en la escuela.

Episodios de violencia escolar se desarrollan ante la mirada pasiva de algunos hasta que es demasiado tarde. Muchos jóvenes ni estudian ni trabajan, quedando expuestos a diversas formas de violencia.

La corrupción, tanto pública como privada, es un verdadero “cáncer social” (EG 60), causante de injusticia y muerte. Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte. Estos delitos habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando y afianzando la impunidad. Son estafas económicas y morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la República, y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la falta de respeto a la ley. A ello se agregan mafias del crimen organizado sin freno dedicadas a la trata de personas para la esclavitud laboral o sexual, el tráfico de drogas y armas, los desarmaderos de autos robados, etc.

Para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la Constitución Nacional, hasta las leyes de tránsito y las normas que rigen los aspectos más cotidianos de la vida. Sólo si las leyes justas son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna autoridad. La obediencia a la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece y dignifica a la persona. Esto vale también para los reclamos por nuestros derechos, que deben ser firmes pero pacíficos, sin amenazas ni restricciones injustas a los derechos de los demás. Frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la Justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales para burlar o esquivar la justicia: también esto es inmoral.

La cárcel genera en la sociedad la falsa ilusión de encerrar el mal, pero ofrece pocos resultados. El sistema carcelario debe cumplir su función sin violar los derechos fundamentales de todos los presos, cuidando su salud, promoviendo su reeducación y recuperación. Nos duele y preocupa que casi la mitad de los presos no tenga sentencia. La mayoría de ellos son jóvenes pobres y sin posibilidades para contratar abogados que defiendan sus causas. Ningún delito justifica el maltrato o la falta de respeto a la dignidad de los detenidos. Gracias a Dios algunos cumplen la palabra de Jesús: “Estuve preso y me visitaron” (Mt 25,36).

Nosotros estamos acostumbrando a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira, que “socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2486). Urge en la Argentina recuperar el compromiso con la verdad, en todas sus dimensiones. Sin ese paso estamos condenados al desencuentro y a una falsa apariencia de diálogo.

Estos síntomas son graves. Sin embargo, en el cuerpo de nuestra sociedad se encuentran también los recursos para afrontar el paciente camino de la recuperación. Todos estamos involucrados en primera persona. Destacamos, ante todo, el profundo anhelo de paz que sigue animando el compromiso de tantos ciudadanos. No hay aquí distinción entre creyentes y quienes no lo son. Todos estamos llamados a la tarea de educarnos para la paz.

Nosotros creemos que Dios es “fuente de toda razón y justicia” y que los peores males brotan del propio corazón humano. El vínculo de amor con Jesús vivo cura nuestra violencia más profunda y es el camino para avanzar en la amistad social y en la cultura del encuentro. A esto se refiere el Papa Francisco cuando nos invita a “cuidarnos unos a otros”. Jesús nos enseñó que “Dios hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos” (Mt 5, 45). No hay persona que esté fuera de su corazón. En su proyecto de amor la humanidad entera está llamada a la plenitud. No hay una vida que valga más y otras menos: la del niño y el adulto, varón o mujer, trabajador o empresario, rico o pobre. Toda vida debe ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la concepción hasta la muerte natural, en todas sus etapas y dimensiones. Jesús es nuestra Paz, en él encontramos Vida y Vida abundante. A Él volvemos nuestra mirada y en Él ponemos nuestra esperanza para renovar nuestro compromiso en favor de la vida, la paz y la salud integral de nuestra querida Patria. Jesús nos dice: “Felices los que trabajan por la paz…” (Mt 5,9). Muchos ya lo están haciendo. Hay destacables iniciativas en escuelas, parroquias, clubes, talleres artísticos y otras organizaciones de la sociedad. Los alentamos a seguir siendo instrumentos de paz. Exhortamos particularmente a la dirigencia a desarrollar un diálogo que genere consensos y políticas de estado para superar la situación actual.

La Virgen de Luján, presente en el corazón creyente de tantos argentinos y argentinas, nos anima y acompaña en nuestro empeño “…porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes…”


La resolución aprobada
En la resolución, el Concejo se dirige a la Conferencia Episcopal Argentina para adherir al Documento “Felices lo que trabajan por la Paz”, emitido por la Asamblea Plenaria del Episcopado argentino el 9 de mayo de 2014. Y pide que se informe a todos los Presidentes de los HCD de la Provincia de Buenos Aires, adjuntando los vistos y considerandos del proyecto.

 

 

* Los comentarios serán moderados y su permanencia depende de su contenido. 

 

 

 

Escuchar noticia

 

 



Compartir con un amigo:


Busque más en NOTICIASMERCEDINAS.COM:

Búsqueda personalizada

 

 

 

 

publicidadv

 Noticiasmercedinas.com - Actualizado 28.05.14 4:42 PM




Google noticiasmercedinas.com




 ULTIMOS COMENTARIOS
 





 

   Mercedes - Bs As - Argentina
  Teléfono:
02324-15469841 - Email: info@noticiasmercedinas.com

ATENCIÓN: No se autoriza el uso de material publicado en este sitio a medios de comunicación comerciales de cualquier tipo, cuando este no sea solicitado con anterioridad al editor. Para pedirlo, envíe un mail o comuníquese por teléfono y aguarde respuesta.



AVISO LEGAL
- Ir arriba