Son las 2.00 de la mañana, hace un rato regresamos de la Plaza, donde seguía la música y la danza, donde las banderas se agitaban por doquier y la gente reía, como desde hace tiempo no veía reír a mi gente.

Esta noche mágica, todo quedó atrás: los problemas económicos, las tarifas abusivas, la grieta. Todo pareció congelarse en el espacio y, quienes tuvimos la enorme dicha de estar frente a las puertas de la Casa Histórica, pequeña en apariencia, grande en su significado, sentimos que entrábamos a un túnel del tiempo y veíamos cómo los congresales, después de las palabras de Laprida, extendían su mano y gritaban: ¡Sí Juro!

Porque de eso se trataba esta noche, de sentirnos otra vez argentinos, de entender que nos precede un tiempo de grandeza que muchos han querido empobrecer con viles acciones pero que, a pesar de todo, no podrán lograrlo. No podrán quitarnos el orgullo de ser argentinos, de saber que tenemos una Patria hermosa, gente trabajadora, jóvenes con esperanzas y ganas de volver a ser los que fuimos hace doscientos años. Se trata de renovar nuestra argentinidad, de querer más este suelo hermoso que Dios nos dio, de sentir orgullo cada vez que se iza nuestra Bandera, se entona nuestro Himno o nos ponemos una escarapela en el pecho.

Después de muchos años comprobé, con alegría, que nuestra Enseña Patria se colocaba en los autos, se llevaba en la mano, se vendía en cada esquina de la ciudad, la gente la compraba, enarbolándola con orgullo y no era el mundial. Era, nada más y nada  menos, que la fecha más importante de la Patria, tantas veces denostada y hoy engrandecida por nosotros mismos, los argentinos, que sabemos que podemos rehacernos y volver a levantarnos de tantas caídas como las que hemos sufrido en los últimos 50 años, o más.

Hoy, en el minuto cero, Tucumán y el país, con las estrofas del Himno Nacional Argentino, recibieron el Bicentenario de la Independencia, desde la Casa Histórica.

Miles de personas se reunieron en el centro tucumano e intentaron llegar al lugar en el que hace 200 años se declaró nuestra Independencia. Pero muchos se quedaron con las ganas, porque fue tan grande la aglomeración que se produjo en las calles adyacentes, que el espacio colapsó.

La música del Himno Nacional fue interpretada por la banda de la División de Infernales de Güemes y las estrofas entonadas por Los Juan.

El acto fue encabezado por la Vicepresidenta de la Nación, Gabriela Micchetti, el gobernador Juan Manssur, y por el intendente Germán Alfaro. También estuvieron presentes gobernadores de distintas provincias del país y funcionarios del Gobierno nacional, entre otros.

Los fuegos artificiales pusieron color a los festejos, mientras que en la explanada de la Casa de Gobierno se preparaban para arrancar la fiesta denominada "Feliz Cumpleaños", que incluye espectáculos artísticos y el reparto, entre los presentes, de 200 tortas, especialmente realizadas para la fiesta, con los colores celeste y blanco.

Cuando dejamos la Plaza Independencia, el festejo seguía, este 9 de julio Tucumán no dormirá, celebra un nuevo nacimiento de la Patria.

 

 

 

 

 

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