La función es el jueves, con entrada libre.

Este jueves a partir de las 21 en el Hotel Mercedes, de avenidas 29 esquina 16, se proyectará un clásico del cine de todos los tiempos, “El ciudadano”, de Orson Welles. Es una excelente oportunidad para ver este largometraje en blanco y negro que aún sigue despertando entre los nuevos cineastas toda la admiración por su guión y realización.

El título original de esta película estadounidense es Citizen Kane (Ciudadano Kane), y cuenta con guión de Orson Welles (su director) y Herman Makiewicz. La música del filme es de Bernard Herrmann, y la fotografía de Gregg Toland.

En el reparto de actores, además del propio Orson Welles están: Joseph Cotten, Everett Sloane, George Coulouris, Dorothy Comingore, Ray Collins, Agnes Moorehead, Paul Stewart, Ruth Warrick, Erskine Sanford, William Alland y Alan Ladd.

El film recibió el premio Oscar en 1941 al mejor guión original, en el que se cuenta cómo un financiero estadounidense, Charles Foster Kane, dueño de una importante cadena de periódicos, una red de emisoras, dos sindicatos y una inimaginable colección de obras de arte, muere en su fabuloso castillo de estilo oriental, Xanadú. La última palabra que pronuncia es “Rosebud”. El país entero y la prensa en general quedan intrigados por saber el significado de esta palabra. Para descubrirlo, un grupo de periodistas se pone a investigar.

A los 26 años de vida Orson Welles revoluciona el cine con esta película que marca un antes y un después en la historia del  séptimo arte y que es considerada una de las mejores de todos los tiempos.

Ganadora y candidata
La película ganó un Oscar al mejor guión original, y estuvo entre las candidatas en otras ocho categorías: película, director, actor principal (Orson Welles), dirección artística, fotografía, música, sonido y montaje. Paradójicamente, ese único oscar (que también sería el único conseguido por Welles en toda su carrera, a excepción del honorífico de 1970) fue otorgado en una categoría, el guión, en cuya realización la participación del cineasta estadounidense ha sido puesta en duda.

Técnicamente no inventó nada, pero sí usó todos los recursos existentes hasta ese entonces de manera magistral: uso de la profundidad de campo (seguramente influido por el realismo poético de franceses como Jean Renoir), fotografías en claroscuro y juegos de iluminación (herencia del expresionismo alemán de principios del siglo) escenografías techadas (nada común para la época) y notable uso de los movimientos de cámara y uso de grúas, como dollys y travellings. Pero también añadió algo absolutamente nuevo como la mirada personal del autor: el director como un narrador omnisciente que quiere contar la historia a su manera, valiéndose para ello de herramientas como el picado y el contrapicado. De esta forma, por ejemplo, es capaz de mostrar a Charles Foster Kane (inspirado en el magnate de las comunicaciones William Randolph Hearst) como un hombre lleno de poder. También desarmó la cronología de la mayoría de las historias que eran proyectadas en la pantalla grande, empezando la narración desde el final.