En sus últimos días como máximo referente católico de esta región, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Rubén Di Monte, subrayó que “la verdadera educación abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales”.

“Todo verdadero conocimiento y desarrollo tiene su origen en el conocimiento de Dios. El amor, base de la creación y de la redención, es el fundamento de la verdadera educación. Por eso la escuela, con ser muy importante es sólo una etapa en el camino de la educación que dura toda la vida”, dijo Di Monte en su homilía de una misa con motivo del inicio de las actividades de la Junta Regional de Educación Católica (JUREC).

Tras exhortar a los colegios católicos a que “respetando todas las sensibilidades y sin ningún tipo de discriminación”, crezcan “en identidad, asumiendo y viviendo lo que predican”, Di Monte urgió a predicar con el ejemplo: “¿Cómo los alumnos percibirán el valor de la Eucaristía dominical, el ‘vivir según el domingo’ que decía San Ignacio de Antioquía distinguía a los cristianos y que nos recuerda el Santo Padre en su exhortación apostólica ‘El Sacramento de la caridad’, si los padres y profesores o maestros no van a Misa?”, cuestionó.

“El amor es el fundamento de la educación”, dijo y precisó que “el amor a la propia cultura, la propia tradición, el amor a quienes debemos ayudar a educarse, sobre todo el amor a Dios, y debe ser el motor invisible que nos ayude a realizar la tarea educativa con conciencia y entusiasmo”.

“La educación supone abnegación, preocupación y responsabilidad”, según Di Monte. “Las familias y la sociedad muchas veces no acompañan en esta tarea. Pero no hay que desanimarse. Si somos responsables en la tarea educativa todos saldremos beneficiados”, concluyó.