Una manifestación particular y que pocos recuerdan –aunque la historia escrita de los medios locales registra el suceso– tuvo lugar un día como hoy, 8 de octubre, pero de 1968: a un año del asesinato del Che Guevara, fue colocada una imagen con su rostro como homenaje en la chimenea de la fundición de plomo. Aunque duró sólo una mañana, ya que un bombero retirado ante el descontento de las autoridades y el desconcierto tras la inteligente rotura de los escalones para impedir que quiten la bandera se subió igual, arriesgándose para cumplir con el deseo de las fuerzas de seguridad, sobre todo militares, presentes en el lugar.

El 8 de octubre de 1968, a un año del asesinato de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia, un grupo de jóvenes mercedinos identificados con el accionar del argentino, constituyeron uno de los homenajes más importantes que se haya realizado ese año en el país: en medio de la dictadura de Onganía, osaron confeccionar y colocar una bandera de grandes dimensiones en la chimenea de la vieja fundición de plomo en cercanías del parque municipal. Además, cometida la acción, serrucharon los escalones en varios tramos para que nadie pudiera quitar la imagen del “Che”.

Según puede leerse en El Orden, del 9 de octubre de 1968, “el citado afiche estuvo hasta promediar la mañana ya que el señor José Lettieri, haciendo caso omiso a las recomendaciones de las personas allí congregadas, subió a la punta de la chimenea para proceder a descolgar de allí al cartelón, no sin antes tomar debidas precauciones ya que los autores adeptos al Che habían quitado varios escalones para obstaculizar la tarea”.

Lo cierto es que colgados con sogas, en alturas que dan vértigo, además de subir la bandera (una sábana pintada de negro con la clásica imagen del rostro del Che pintada en blanco) los jóvenes mercedinos –hoy todos de más de 60, algunos fallecidos–, identificados totalmente con la causa del “Che” no dudaron en asumir las dificultades y sacaron fuerzas del coraje para la acción.

La nota de prensa mencionada agrega que “al llegar a tierra”, Lettieri –a quien “El Oeste” decide no nombrar, pero lo describe como un ex bombero voluntario ágil– fue “felicitado por el público presente en el lugar”. Mientras que sobre la imagen del “Che” se informa que era puesta en manos de la Policía.

El diario de 28 y 33, que aún existe hoy en día, comenta también en la portada de su edición del 9 de octubre de 1968 el suceso: “Propaganda con alpinismo” se titula el artículo en el que se comenta la colocación del retrato del Che en la chimenea de la vieja fundición.

En la misma portada de “El Oeste” se publicaba que el intendente Roberto Tamango atendía desde su domicilio los asuntos de gobierno ante una dolencia, mientras tanto, en el país Juan Carlos Onganía, llamado popularmente “La Morsa”, era presidente de facto de la autodenominada "Revolución Argentina" desde 1966, habiendo derrocado al presidente constitucional Arturo Illia. Su gobierno se caracterizaba por un marcado anticomunismo y medidas arbitrarias que afectaban derechos y garantías individuales con el fin de "aniquilar el pensamiento de izquierda comunista", como la intervención de las universidades nacionales (conocida como “La Noche de los bastones largos”).

Nota aparecida en El Oeste al día siguiente del primer aniversario de la muerte del Che