La película “4 de julio, la masacre de San Patricio” contó con la aprobación unánime con el aplauso tras más de 1 hora y media de proyección en el estreno nacional en el Cine Mercedes y ante la presencia de los propios realizadores y algunos de los protagonistas que dan testimonios en este documental, quienes sobre el final intercambiaron algunos conceptos con el público.

Kevin O´Neill (ya fallecido), el ex sacerdote Roberto “Bob” Killmeate y el periodista Eduardo Kimell son los testimonios protagonistas centrales de la película, en la que hay escenas en las que se ve la iglesia San Patricio local en súper 8 y material fotográfico sobre el día del entierro de los tres sacerdotes en Mercedes, así como también se presenta entre los testigos a Hugo Bonafina, quien por ese entonces era seminarista de la congregación de los palotinos.

La película además tiene un importante trabajo desde lo musical, la fotografía y un cuidado estético que es notable, lo que la hace amena y atractiva, y más allá del horror que significa ver los cuerpos desde las fotos del expediente de la causa, plantea una pequeña recreación de los hechos, en los que queda en claro y para la discusión la responsabilidad de integrantes de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada en la planificación y comisión del asesinato, en complicidad con la policía federal.

En este sentido vale decir que el periodista Eduardo Kimel publicó el libro “La Masacre de San Patricio” en 1990 y es el único encontrado culpable de algo sobre este caso. Es que entre 1976 y 1977 la investigación del crimen estuvo en manos del juez Guillermo Rivarola, quien querelló al periodista luego de la aparición del libro por entender que un párrafo con información sobre su actuación constituyó una “calumnia”. Tras el proceso judicial que duró nueve años, Kimel recibió una condena a un año de prisión en suspenso y el pago de una indemnización de 20.000 pesos. El CELS y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil) siguieron con los reclamos judiciales fuera del país, primero ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en 2001, y ahora en la Corte, quien daría el visto bueno y haría que se resuelva su absolución.

En danza y para la discusión también el papel de la Iglesia durante la dictadura, por acción u omisión. Hay en la película, de manera didáctica y amena, un recorrido por un tiempo denso plagado de personajes siniestros que muestran dos caras. También se vuelve a actualizar el pensamiento de la “Teología de la liberación”.

Los realizadores de la película, además, participarán en el chat de NOTICIASMERCEDINAS.COM el martes a las 15 horas de Argentina. Para hablar con Juan Pablo Young y Pablo Zubizarreta hay una importante expectativa.