En estos días se cumplen 25 años de vida del Taller del Sol y lo están celebrando con distintas propuestas en una muestra: para esta oportunidad en la antigua casona del Colegio de Escribanos delegación Mercedes –de avenida 29 entre 18 y 20– vaciaron todo el lugar y cerca de 80 expositores de entre 5 y 85 años lo llenaron de obras de arte.

“Estamos con un equipo de profesores espectacular, que acompaña y colabora, trabajamos codo a codo y uno siente que no está solo. Entre todos fue posible esto”, destacó Mercedes Gutiérrez. La inauguración fue el sábado y en la muestra se pueden encontrar objetos varios provenientes de los talleres de Javier Moreyra de cerámica gres, Matilde Asenso con reciclado y pátinas decorativas, Mariana Bonafina en falso vitraux y arte francés, Mercedes Gutiérrez en pinturas, y Romina Dicatarina que se suma a Gutiérrez y Asenso para expresión infantil con dibujo, pintura, grabado y cerámica incluidas

El Taller del Sol como tal desde hace 9 años está en su lugar actual de 18 casi esquina 27, pero en un principio vale decir que comenzó con su labor en la Galería Metro.

Mercedes Gutiérrez ve un presente de la actividad artística y cultural en Mercedes que cambió mucho desde que hace 25 años llegó de Buenos Aires. “Veía a Mercedes muy chato, acostumbrada a ver a muchas exposiciones y galerías en capital. Acá parecía que a la siesta la gente dormía o miraba novelas y no acudía al taller. Empecé con chicos, a los grandes les costó mucho, fue una lucha ardua que los adultos se animen a mostrar su alma a través de la expresión artística”, recordó y destacó que actualmente se han abierto varios talleres que “son muy buenos” y de “gente querida”: “Además está la Escuela de Arte y con los artistas hemos formado la Asociación de Artistas Plásticos Mercedinos, con lo que estamos en contacto y no nos quedamos aislados”, amplió.

En el Taller del Sol, de esta manera, van por más y están convencidos de que cada vez la gente se acerca más porque encuentra un espacio. “En este mundo tan ajetreado, con tantas corrida, tanto stress, tanta locura, encontrar un espacio en el que uno pueda encontrarse a sí mismo es placentero”, resumió Mercedes Gutiérrez, alma mater del Taller del Sol.

Se usaron casi todos los espacios disponibles en el Colegio de Escribanos