El ex juez federal de Dolores Hernán Bernasconi estuvo en Mercedes y dialogó con este medio en un alto de su paso por la ciudad, donde junto a su esposa Alicia Barrios se lo suele encontrar. Se refirió a su libro “Capucha a capucha”, que fue presentado recientemente en sociedad, el 22 de noviembre, en el Café de los Angelitos. Se trata de un volumen que tiene una trama de carácter testimonial y se desarrolla en 1977, cuando Bernasconi era abogado en comisiones internas de fábrica y militante de la Juventud Peronista Universitaria, y como abogado de muchos desaparecidos esto le tajo más que problemas y finalmente lo secuestraron, trasladaron y torturaron, por 9 días, hasta que lo liberaron.

“Yo supongo que estuve en Campo de Mayo, casi tengo la certeza y la crónica de esos días de cómo se vive en un campo de concentración de la Argentina está dentro del libro, que a su vez está cruzado por un seminario sobre la libertad, que es una concepción desde la filosofía analítica y que da un profesor que es ficticio dentro del relato”, comentó Bernasconi a este medio sobre su obra, y aseguró que coincide con muchas investigaciones que se están haciendo sobre la verdad de lo que ocurrió en esa época. “Yo estoy abierto a contar, es lo que me ocurrió a mí. Aunque hay gente que conozco por rasgos no visuales, el relato es testimonial. Y en la medida en que pueda contribuir es bueno. Esos hechos marcaron un trauma social que no se va a poder superar”, aseguró, marcando que supone que los que trabajaban en ese campo de concentración en el que estaban encapuchados es muy probable que hoy estén en libertad.

“Estuve todo el tiempo encapuchado y lo único que veía eran bultos. Ellos mismos se encargaban de decirnos que eran una fuerza clandestina que no existía, así como nosotros éramos un número. Por eso es tan difícil saber lo que pasó. De todos modos yo presumo que estuve en Campo de Mayo, por el despegue y el aterrizaje de helicópteros y otros detalles”, amplió, explicando que el operativo de su detención fue montado con una vigilancia previa en el estudio sobre la gente que entraba y salía, disimulados como vendedores ambulantes. “Vinieron para constatar que yo estaba, se retiraron y a los 5 minutos volvieron a ingresar armados hasta los dientes, ataron a un abogado amigo a una silla y a mí me pusieron una capucha, me esposaron y me subieron a un Falcon. Así me llevaron”, explicó sobre la secuencia que en definitiva es parte del relato, el primero de carácter documental y literario de Bernasconi, que ha realizado varios tratados y ejemplares específicos sobre la materia legal.

Entre este tipo de libros en Argentina, se destaca a su entender “Operación masacre” (Rodolfo Walsh), aunque no sobre este tema que él trata: “Esto me llamó la atención porque el día de la presentación se me acercaron amigos que habían venido a decirme que ellos todavía no habían podido hablar ni contar lo que les había pasado, que era algo muy similar a lo que me paso a mí. Yo creo que hay en la sociedad argentina miles de sobrevivientes de esa época e historias sin contar. Es efecto del trauma y una de las secuelas del secuestro. Yo por ejemplo no podía hablar de esto, cuando lo quería contar temblaba de manera incontrolable y se me endurecía la mandíbula. Materialmente no podía y esto me pasó varias veces con amigos cuando lo quise contar, por eso decidí archivar el tema, dado que tenía un efecto paralizante. Pero por eso también retomé el tema e hice este libro”, completó.