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14/12/07 Es muy notorio el cambio en el cielo en la nueva ubicación del observatorio municipal “Angel Di Palma”, que ya está funcionando casi a full y comenzó con la atención al público, los días viernes por la noche de 21 a 24 horas, tras su reciente reinauguración en el Cuartel XVI de La Florida. Allí, alejados de la contaminación lumínica urbana y con un radio de protección creado por ley, en una noche favorable para la observación se pueden observar detalles interesantísimos del cielo a simple vista. Este jueves por la noche se esperaba una lluvia de estrellas y el cielo se mostró despejado hasta la intromisión de unas nubes que derivaron en la tormenta que –pronosticada– azotó la ciudad esta mañana. Mientras se pudo observar, Miguel De Laurenti, director del complejo astronómico y sin dudas el que más hizo impulsando la reubicación, compartió con este medio la observación del cielo, comenzando, como un guía, con una observación preliminar sin instrumento en el campo. Para llegar al nuevo observatorio desde la ciudad de Mercedes hay que ir por Ruta provincial 41, camino a San Andrés de Giles, y pasar como referentes el Almacén de Racchi y el restaurante de campo “La Mariana”: luego se ve un cartel de no muy grandes dimensiones que indica que a 900 metros, a la derecha, se encuentra el observatorio, por un camino bien afirmado que hace una pequeña curva y entonces se arriba de inmediato. Para llegar en auto se recomienda hacerlo a baja velocidad para no interferir con el polvo que vuele o con el ruido distraer la atención. “El objetivo de la astronomía para el público hoy en día no es ver detalles. Antes si uno quería ver Saturno debía acudir a un telescopio, pero hoy lo puede ver en imágenes tomadas por sondas casi en la superficie del planeta, y a través de Internet. Lo interesante hoy es poder ver el cielo, algo que prácticamente no se ve”, dice De Laurenti y señala en el horizonte despejado la iluminación de cada una de las ciudades cercanas: Mercedes, Luján y el Gran Buenos Aires, y hasta San Andrés de Giles. “Para ver Marte a la altura que lo vemos ahora, en el parque deberíamos esperar una o dos horas más. Pero aquí el cielo es muy superior e incluso se ven a simple vista las dos nubes de Magallanes, que en el parque ya no las veíamos. Son dos galaxias que están a 160 mil años luz de nosotros”, continúa mirando el cielo. “El lugar es completamente distinto, hay que ver que se mantenga y en eso contamos con la colaboración de los vecinos afortunadamente. Acá se ven estrellas de muy baja magnitud a ojo desnudo”, cuenta antes de pasar a señalar constelaciones completas que se ven muy bien y permiten revivir mitologías con la cabeza del toro, Orión, su espada y la presa a sus pies; la estrella más brillante e importante para los egipcios en la antigüedad, Sirio; y el planeta Marte, en la constelación de Géminis incluyendo una radiante de lluvia de meteoritos, de los que algunos se vieron ingresar y quemarse en la alta atmósfera como restos de la formación del sistema solar. De Laurenti también repasa en su relato mirando al cielo de manera didáctica durante la visita aspectos históricos de la astronomía y la ciencia. Y luego invita a mirar los objetos desde el propio observatorio, en el que hubo que reubicar la tarima y suplementarla, construir un nuevo pilar y realizar todo desde cero en lo que hace a la construcción de la estructura, que recibiría la cúpula y el telescopio de 60 centímetros tras cargarlos en grúa. Los equipos están muy bien mantenidos, y el señor Massa se encarga de que todo esté en orden y quede asegurado, como colaborador del lugar. Ya dentro del observatorio, De Laurenti ubica algunos objetos celestes para la observación y el deleite del ojo, que donde a simple vista ve un punto brillante tras una mirada a través del telescopio puede descubrir un sistema cuádruple y una nebulosa con zonas oscuras sorprendente, en el centro del puñal invertido de Orión, cerca de las tres marías, por ejemplo. O ver el color rojizo y la gran masa de Marte. Cosas que se pueden vivir de manera libre y gratuita.
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