Nota: Adrián Terrizzano
Fotos: Norberto Valdesogos

Esta semana fue entrevistado, en el obispado de Lomas de Zamora, Agustín Radrizzani, sucesor del arzobispo Ruben Di Monte designado por el Papa que asumirá en pocos días. Y mostró algunas de sus cualidades y pensamientos.

 

- ¿Cuáles son sus expectativas generales, donde pondrá el acento y cuáles serán sus primeras iniciativas?

- No tengo un plan premeditado. Deseo llegar, conocer, acompañar, servir…ese es el interés mío. Lo que sea de más vitalidad quisiera potenciarlo y minimizar lo que pueda significar sombras. Visitar las comunidades, a los  religiosos, a las religiosas, a los laicos… y en la recorrida por las comunidades ver cuáles son los problemas que tienen. Por supuesto que en el ámbito general hay una predilección especial por los matrimonios, por los ancianos, por los enfermos, por los niños y por los jóvenes; y si hay privados de la libertad… nosotros aquí tenemos (el penal de) Ezeiza, que es una verdadera ciudad. ¿Allí hay una cárcel en Mercedes…?

- Sí…

- ¿Esas personas privadas de la libertad son de la zona?

- En general, sí…

- Bueno, ellos, los pobres y los mendigos… para quienes creemos en Jesús,  ninguno sobra, tampoco el mendigo ni el asesino, potencialmente son personas recuperables. Tenemos que hacer lo posible para que puedan reincorporarse a la sociedad y dar lo mejor de sí mismos para hacer una Argentina mejor.

- La arquidiócesis es muy extensa territorialmente. ¿Dedicará los primeros tiempos a recorrerla?

- Es lo que quisiera hacer. Escuchar a los sacerdotes y a los agentes de pastoral. Conocer la geografía física y espiritual.

- ¿Va a trabajar en Mercedes o en Luján?

- La cabecera de la diócesis ha sido siempre Mercedes. Después, cuando la hicieron arzobispado, añadieron Luján. Evidentemente, delante del pueblo argentino, la Virgencita de Luján tiene una importancia nacional, pero la diócesis es Mercedes Luján y la catedral está en Mercedes. Sin minimizar a la Basílica, tendré que dedicarme a toda la extensión de la diócesis.

- La Basílica está siendo restaurada por completo y también se hicieron importantes reformas en la Plaza Belgrano. ¿Qué impresión le causan estos trabajos?

- Creo que ese es un mérito grande de mi predecesor, monseñor (Rubén) Di Monte, que se ha preocupado mucho por la Basílica. Doy gracias a Dios que él ha pasado por Luján para poder tener la Basílica mejor.

No sé cómo se llegó a realizar toda la mejora de la Plaza Belgrano, pero en este momento cuando uno viene desde la ruta y ve la basílica con ese playón delante es una cosa imponente. No por nada es el lugar más frecuentado de toda la Argentina y de países limítrofes también. Es un don de Dios el que la hayan mejorado. Está para las grandes manifestaciones, cuando cada año vamos a la mañana temprano con el cardenal Bergoglio a la misa campal de los jóvenes, eso está repleto.

- El arzobispo Di Monte, en varias oportunidades, ha expresado su agradecimiento hacia el gobierno nacional porque se está realizando una inversión muy importante. ¿Cree que el arzobispado está en deuda con el gobierno por esta obra?

- Yo no diría que el gobierno nacional se lo hizo a la Iglesia Católica, sino al pueblo argentino. No creo que el arzobispo sea deudor del gobierno. Las relaciones son buenas, favorables, pero no hay una subordinación del gobierno al arzobispo ni del arzobispo al gobierno. Son fuerzas diversas y todos colaboran para el bien de nuestra Patria.

- Los medios hablan de usted como un obispo “progresista” y “de buen diálogo con el gobierno”. ¿Le parecen adecuados esos calificativos?

- Todo depende dónde te ubiques, de la línea media. Quienes están en la vidriera son clasificados, para algunos voy a ser un tipo conservador, para otros un progresista exagerado y para otros un progresista moderado. Yo no quiero ser de ningún bando, quiero seguir a Jesús y tratar de servir al pueblo. Ese servicio al pueblo comienza siempre desde los más humildes, los que no tienen casa, los que no encuentran trabajo.

Con respecto al gobierno, nunca me he sentido subordinado, sino como argentino. Como pastor de la Iglesia, creo que el gobierno tiene su función y el pastor tiene la suya, son funciones diversas y complementarias. A mí me gusta tomar una cierta distancia de la actividad política, pero nunca ser agresivo.

- Usted es titular de la cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Lomas de Zamora. No es algo habitual en un obispo…

- Es cierto, es uno de los pocos casos en una universidad nacional, quizás sea el único en nuestra Patria. Era una cátedra que había tenido monseñor (Jorge) Novak, quien murió el 9 de julio de 2001. Al poco tiempo me pidieron que asumiera y no me causó mucha alegría porque yo, que recién había llegado (a Lomas), quería conocer las comunidades y dedicar tiempo a mi trabajo específico. Pero el decano me insistió y formé un grupito de laicos, algunos abogados porque es la facultad de Derecho, que se comprometieron a acompañarme. Cuando puedo estar con los alumnos, hago las charlas específicas de los derechos humanos en la actualidad; los abogados que me acompañan van a lo más específico del derecho nacional e internacional. Ha sido siempre una cátedra muy frecuentada, creo que más que por mí por la gente que me acompaña, seria en cuanto a la docencia a la profesionalidad.

- El obispo emérito de Viedma, Miguel Hesayne, declaró hace pocas semanas que las parroquias que no se fuesen integrando a una red de comunidades de base irían desapareciendo. ¿Usted coincide con esta apreciación? ¿Alentaría esta red en la arquidiócesis?

- El de las comunidades eclesiales de base (CEBs) es un estilo eclesial de una gran fecundidad, con características importantes. Una característica es que están fundamentadas en la palabra de Dios, otra es las relaciones interpersonales entre los integrantes; otra es la ayuda a los necesitados; otra el visitarse con frecuencia. Decía el fundador de la conferencia de San Vicente de Pauls, Federico Ozanam: “Cuánto más nos vemos, más nuestro amor crece”.

Que la solución sean las CEBs o algo similar, yo estoy convencido. Que la solución sean exclusivamente las CEBs como categóricamente son definidas, yo no creo que sea la única forma.

Llamadas CEBs o de otra manera, son aquello que van a dar la permanencia en el futuro a las comunidades. Tengo la impresión de que un cristianismo tradicional va perdiendo cada vez más vigencia en cuanto a que “voy a misa porque fueron mis padres y mis abuelos”. Eso ya va desapareciendo, el muchacho y la chica de hoy van a las celebraciones de eucaristía, se encuentran los domingos con la comunidad porque están convencidos que con Dios la vida puede ser distinta. Que Dios, el Evangelio y Jesucristo nos dan una iluminación especial sobre la vida histórica.

"Nunca me he sentido subordinado, sino como argentino", dice Agustín Radrizzani

- Me llama la atención la frase de ese grabado (el periodista alude a un cartel de madera, situado a espaldas de Radrizzani, en un sitio destacado de su biblioteca).

- Es un dicho oriental. Cuando llegué Neuquén, los jóvenes vinieron a verme después de una misa y me dijeron “usted sonríe mucho, pero no tiene idea de los gravísimos problemas que tiene Neuquén”. Yo les recordé que un dicho oriental dice “podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. “Ni ustedes ni nadie me podrá sacar la alegría que Dios deposita en mi corazón”. No me retrucaron, pero se fueron con la cara larga. A los pocos días fue mi cumpleaños y me regalaron este grabado. Sabían bien que la frase era verdadera, te pueden tirar todas las pálidas que quieran, pero yo creo más en un futuro promisorio que en uno catastrófico.

- Su nombre se mencionó entre los candidatos al vicariato castrense. ¿Por qué cree que el Papa lo designó en Mercedes Luján?

- También se habló de Rosario… yo ni me imaginé que podía estar en la terna de Mercedes Luján, la noticia me tomó por sorpresa. En cuanto a los motivos, no sabría decirle.

- Usted es salesiano, una orden que da gran importancia a la educación…

- La educación es fundamental. Hay docentes que prefieren dedicarse a otra cosa porque no es fácil en este momento establecer un puente adecuado con los adolescentes y los jóvenes. Muchos de ellos están mal porque las familias están desavenidas, hay amarguras resentimientos, agresión.

No es fácil estar frente a un aula y hay que animar a los docentes y a los muchachos y a las chicas que se juegan por los valores auténticos. La solidaridad, la fraternidad, la sinceridad, la honestidad, esas cosas que parecería que para algunos criterios del mundo y del paganismo que son estupideces. Nosotros, los que seguimos a Jesús, sabemos que el mundo nuevo se hace desde los valores.

Para los que tenemos que estar frente a una comunidad, frente a un aula, frente a una institución, yo creo que la  humildad favorece la comunión y la soberbia la destruye. Si yo siento en mí una dimensión muy fuerte de altivez, que todos tienen que estar a mis pies, arrodillados, yo estoy destruyendo la comunión. Pero si yo me pongo a lavarle los pies a mis hermanos y a servirlos a todos, siento que la comunión se va construyendo. “Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor”. San Juan de la Cruz.

- Le agradecemos mucho.

No hay de qué. Gracias a ustedes también por haberse trasladado hasta aquí, porque no es un sacrificio pequeño. Díganle a la gente de Luján que voy a estar allí el día 29 (de marzo) y el 30 voy a estar en la misa vespertina de la catedral de Mercedes. No hay quien sea más o menos importante, la elección de la Basílica fue por dos motivos, el espacio y el fácil acceso para la gente que vaya desde aquí. Yo aprecio mucho a todas las comunidades de la arquidiócesis porque es la esposa que Dios me ha regalado y por ella quiero dar la vida.

 

SU TRAYECTORIA

Agustín Radrizzani nació en Avellaneda, el 22 de septiembre de 1944. Hizo la profesión perpetua en la Congregación Salesiana de Don Bosco, el 5 de enero de 1968. Sus estudios de Teología los efectuó en Roma, desde 1968 a 1972, y la licenciatura la adquirió en el Pontificio Ateneo Salesiano de Turín, ciudad donde fue ordenado como sacerdote el 25 de marzo de 1972.

En la Congregación Salesiana ocupó varios cargos, entre ellos, inspector de la Provincia de La Plata y maestro de novicios entre 1981 y 1991. Para suceder al fallecido monseñor Jaime de Nevares, fue nombrado obispo de Neuquén el 14 de mayo de 1991, recibió la ordenación episcopal el 20 de julio del mismo año y tomó posesión de la diócesis neuquina el 17 de agosto. Actualmente, en la Conferencia Episcopal Argentina, es presidente de la Comisión episcopal de Vida Consagrada.

 

OJO CON LA GRUA

Antes de comenzar la entrevista, Radrizzani informó diplomáticamente a los hombres de prensa (que se habían presentado con retraso) que el diálogo sería breve. Pasado el cuarto de hora, demostró una súbita preocupación. “¿Dónde dejaron el auto ustedes? Miren que acá la grúa se los lleva inmediatamente, son 70 pesos por el acarreo y 200 la multa…”. Cinco minutos más tarde, los despedía amablemente.