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20/05/08 El Colegio de Magistrados y Funcionarios se creó en el Departamento Judicial Mercedes el 25 de agosto de 1964. La institución fue creciendo desde la definitiva instauración de la democracia, pero, a pesar de este crecimiento no tenía un lugar físico donde funcionar. “Siempre hemos funcionado en el Palacio de Justicia”, manifestó el doctor Mario Bruno, actual presidente del Colegio, “la Corte nos ha facilitado siempre un lugar… en la gestión del doctor Pederneschi se adquirió el inmueble de calle 26 entre 31 y 33, que pertenecía a la familia Citrángolo. En mi gestión se logra concretar la remodelación. Podría haber sido antes o después pero me tocó a mi, recibimos cinco proyectos de arquitectos locales y tuvimos que tomar la decisión de elegir uno y nos decidimos por el proyecto de la arquitecta Loré, un proyecto ambicioso”. Si bien las autoridades del Colegio de Magistrados se habían propuesto inaugurar la nueva sede el pasado año, diversas circunstancias lo impidieron, proponiéndose como meta el 16 de mayo para abrir las puertas de su nueva casa, como finalmente sucedió. “Teniendo este espacio físico que nos hacía falta, la sede no va a ser usada sólo para cuestiones de tipo administrativo. Nuestra voluntad, mientras estemos a cargo del consejo es de que esta sede tenga una apertura hacia la comunidad en otro tipo de actividades que ni siquiera tengan que ver con lo jurídico, vamos a entrar a considerar lo cultural… va a llegar el momento en que vamos a estar en condiciones de poder hacer en esta casa desde una muestra pictórica, una conferencia, a un montón de actividades que la sede ahora nos da la posibilidad. Depende de nosotros que la sepamos aprovechar y de la comunidad que también nos interese en realizar actividades en común”, completó Bruno. Una obra que habla por sí sola La arquitecta Patricia Loré, satisfecha con el resultado, manifestó que al proyectar la nueva sede del Colegio de Magistrados, “fue un desafío transformar una vivienda en institución, transformar una lectura interior pesada, disociada, oscura, saturada, en una imagen limpia, integrada, luminosa, transparente y flexible”: “Esto se logra con la unificación de la materialidad de los colores y la textura”, según la la arquitecta Loré, que pudo hacer que el exterior penetre en el interior y el interior se integre al exterior. “Llevar la luz natural a las habitaciones ciegas fue un gran desafío, para lo cual se trabajó con una trama de vidrio que nace en la galería y penetra en el corazón de la vivienda. El salón, es el centro, el equilibrio, donde fluye la energía saludable. Los elementos presentes en este diseño son el agua, la madera, el metal, la tierra y el fuego que le dan la energía que armoniza”, explicó. Con solvencia profesional y la creatividad que pone en juego en cada uno de sus diseños, la arquitecta Loré ha logrado integrar materiales como la madera, originales de la construcción, y el metal que da personalidad al salón, con la galería vidriada que es una prolongación del mismo formando un todo además esta, con la expansión. Sobriedad y diseño moderno en una obra que habla por sí sola. Agradecimientos
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