06/06/08
Radrizzani y los obispos intentan la mediación y solicitan se levante el paro del campo
Los integrantes de la cúpula del Episcopado ante la escalada del conflicto se reunieron para acercar a las partes. A cada una le piden algo. “La Nación requiere gestos de grandeza”, sostienen. El texto completo.
Se conoció de parte de la cúpula del Episcopado que se reunió especialmente para tratar el conflicto entre el campo y el gobierno un documento llamado “La Nación requiere gestos de grandeza” en el que la Iglesia le pide “encarecidamente” al Gobierno llame a un “diálogo transparente y constructivo con los dirigentes rurales”. En tanto, los obispos le piden a los ruralistas que “revean las estrategias de reclamo”.
“Aunque hubiera reclamos justos, no es en las calles ni en las rutas donde solucionaremos los problemas”, indican en parte del texto, en un marco de cortes de rutas permanentes y principio de desabastecimiento. Se supo que las entidades agrarias elogiaron el documento por considerarlo “constructivo”.
La declaración fue leída en una rueda de prensa de las máximas autoridades religiosas encabezadas por el presidente del Episcopado, cardenal Jorge Bergoglio, acompañado por el arzobispo Héctor Aguer y el arzobispo Agustín Radrizzani.
“Todavía son muchos los hermanos que viven en la exclusión y la pobreza y que esperan de todos los argentinos un compromiso firme y perseverante por la justicia y la solidaridad”, marcan entre otros aspectos.
Por último, vale decir que en este contexto el arzobispo de Mercedes – Luján, Agustín Radrizzani, en el día de hoy estará dando una charla pública en la Iglesia San Patricio, de calle 14, sobre sus experiencias en Aparecida, Brasil.
LA NACION REQUIERE GESTOS DE GRANDEZA
1. La Comisión Permanente del Episcopado Argentino se ha reunido con motivo de la grave situación planteada por el prolongado conflicto entre el sector agropecuario y el Gobierno Nacional. Deseamos, con nuestra palabra y nuestra acción pastoral contribuir al fortalecimiento de la paz social y de la democracia.
Nos sentimos obligados a preguntarnos nuevamente, y con dolor: ¿nuestras relaciones seguirán marcadas por la confrontación? ¿Una vez más nuestra vida social estará signada por la fragmentación y el enfrentamiento? ¿Seremos incapaces de fundamentar nuestros vínculos en un diálogo sincero y constructivo? ¿No hemos aprendido nada de nuestra historia?
2. Es preciso que tomemos conciencia de que situaciones como ésta que vivimos nos menoscaban como comunidad, nos aíslan del mundo y en definitiva perjudican especialmente a los más pobres. Es más, este conflicto ha puesto de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana. La persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional; son una prueba del escaso aprecio que, como sociedad, otorgamos a la importancia y dignidad de la acción política como el ámbito propio para la superación de las diferencias y el afianzamiento de la amistad social.
3. Consideramos que la solución sólo puede encaminarse mediante gestos de grandeza y una vigencia aún más plena de las instituciones de la República. Como ya hemos señalado, “tenemos que promover el verdadero federalismo, que supone el fortalecimiento institucional de las provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central” (93º Asamblea Plenaria).
No es propio de los poderes públicos empeñarse como parte en los conflictos, sino abocarse a su solución como principales responsables del bien común de acuerdo a las funciones que a cada uno de ellos les atribuye la Constitución Nacional. La efectiva independencia de los poderes legislativo y judicial es un punto clave de la plena vigencia del estado de derecho.
4. Como nos recuerda la Doctrina Social de la Iglesia: “Quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales. En esta perspectiva una autoridad responsable significa también una autoridad ejercida mediante el recurso a las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio: paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 410).
5. Por otra parte, aunque hubieran reclamos justos, no es en las calles ni en las rutas donde solucionaremos nuestros problemas. Pedimos, por ello, encarecidamente al Gobierno de la Nación que convoque con urgencia a un diálogo transparente y constructivo, y a los sectores en conflicto que revean las estrategias de reclamo. Ni la moderación en las demandas, ni la magnanimidad en el ejercicio del poder son signos de debilidad.
6. Es necesario que los habitantes de esta tierra bendecida abundantemente por la Providencia hagamos un profundo examen de conciencia y nos decidamos a obrar como ciudadanos responsables. Pensemos más en qué podemos aportar a la Patria y no tanto en qué tiene que darnos el país. Todavía son muchos los hermanos que viven en pobreza y exclusión y que esperan de todos los argentinos un compromiso firme y perseverante por la justicia y la solidaridad.
7. En los momentos difíciles los cristianos experimentamos más intensamente la necesidad de la oración, de decirle a Jesucristo, Señor de la Historia: “Precisamos tu alivio y fortaleza, queremos ser Nación”. Para lograrlo, “concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda”.
Exhortamos a nuestros compatriotas a acompañar la oración con un gesto de desprendimiento en favor de nuestros hermanos más necesitados.
Ponemos este mensaje en las manos y en el corazón de nuestra Madre de Luján, pidiéndole que una vez más interceda por nosotros y acompañe el camino de las autoridades, de los dirigentes de los diversos sectores y de todo el pueblo argentino.
Reunión Extraordinaria de la Comisión Permanente
5 de junio de 2008