Por Alba Cosentino

Sobre finales del año anterior fueron adjudicados los premios del Concurso Nacional de Anteproyectos del Plan de Conjunto y de la Prisión Federal I del Complejo Federal de Condenados de Agote, convocado por el Ministerio de Justicia en conjunto con el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito V con asiento en nuestra ciudad. El jurado estuvo integrado por los arquitectos Luis Grossman, Raúl Maceratini, Ian Dutari, Néstor Magariños y Silvina Motoya y el ingeniero Ernesto Villamayor. Respecto del primer premio, la crítica del jurado destacó la organización del conjunto penitenciario, el emplazamiento de los institutos y sus accesos. Asimismo fue ponderado el adecuado manejo de las escalas involucradas en el programa, la gradación interior - exterior y la calidad espacial de las celdas, valoradas como “un lugar de residencia amigable”.

El primer premio correspondió al trabajo presentado por el equipo compuesto por los estudios de arquitectura Serra Arquitectos y Antonini Schôn Zemborain. El pasado martes, visitaron la ciudad los arquitectos Fernando Serra y Gerardo Schôn, quienes brindaron detalles del anteproyecto presentado, destacando la magnitud del mismo. Fernando Serra manifestó: “Al ser este un concurso muy grande, decidimos intervenir juntos. Es grande, no solamente en la propuesta sino en la ejecución del mismo. Son casi 80.000 m2, además arquitectónicamente es sumamente interesante, no solamente por el tamaño, sino por la complejidad que tiene un instituto de este tipo, porque tiene un montón de condiciones  de seguridad, condiciones vivenciales, no solamente para la gente que va a estar internada ahí. Están muy bien hechas las bases, con nociones y principios de avanzada en lo que es una estructura penitenciaria, siempre tratando de que el lugar sea lo más apropiado posible para la reeducación de los internos”.

Schôn, por su parte, comentó que el concurso ha causado buena impresión en autoridades y técnicos que están en el tema: “Es un avance importante la participación de arquitectos en este tipo de proyectos, se convocó a todos los arquitectos del país, quienes podían presentar propuestas de acuerdo a un programa elaborado en el que se expresan todas las necesidades que tiene esa cárcel, todos los requerimientos, la filosofía que hay detrás del criterio que pretende  implementar el Estado. Abarca no sólo cuestiones técnicas, sino también conceptuales, qué tipo de cárcel se pretende, cómo se quiere que sea el proceso de reinserción en la sociedad de los internos. La complejidad del proyecto hizo que se requiera la formación de equipos de trabajo, con conocimientos de este tema, porque además los plazos no fueron largos”.

Características del anteproyecto
El complejo consiste en un conjunto de instituciones –cinco en total– diferentes e interrelacionadas según su destino específico. De acuerdo a las bases, el anteproyecto debía lograr una implantación del conjunto que optimice las relaciones entre las diferentes áreas que lo componen, manteniendo la identidad y funcionalidad de cada una de las partes; además de conseguir organizar el conjunto de manera que cada uno de los institutos mantenga una clara independencia respecto a los restantes con ingresos claramente diferenciados. “Esos cinco institutos que conforman el total –prosigue el arquitecto Serra– se componen de los alojamientos de los internos y por otro lado los edificios de programas y servicios que contienen todos los elementos necesarios para la vida en comunidad, escuela, centro de deportes, sanatorio, el sector para las visitas, poseen todo lo que existe en cualquier ciudad”. En las bases, claramente se especificaba que el anteproyecto debía conseguir una síntesis formal y espacial que otorgue unidad y variedad al conjunto facilitando una visión serena del espacio urbano recreado, con intervención de formas claras, colores y espacios abiertos con perspectivas amplias; dotar al conjunto de características urbanas que permitan reproducir la vida en comunidad, permitiendo una adecuada conformación de los espacios abiertos de acuerdo a su uso, situación y condiciones de seguridad. “La idea es que haya poca sensación carcelaria, el Ministerio de Justicia tiene muy bien analizado desde hace muchos años, por personas que han estudiado sobre el tema y se ha avanzado mucho en es la arquitectura de los establecimientos penitenciarios”, dijo el arquitecto Serra. “Se basan en el concepto de que no son para castigo sino para seguridad, la reeducación entonces es uno de los elementos fundamentales y dentro de eso, un elemento muy importante es que el ambiente sea propicio para cambiar al individuo”, amplió.

En cuanto a la zonificación interna de los institutos, en cada uno de ellos se distinguen tres zonas: el edificio de accesos “Exterior” y recinto de los respectivos institutos, el edificio “Lineal” de Áreas y Servicios y los pabellones de alojamiento. El edificio de accesos “Exterior” consiste en: Conserjería, Hall de acceso, Dirección y Administración, Vestuarios de Personal e ingreso y control de visitas. Completa este programa una “plaza” patio destinada a los visitantes y un grupo técnico de Sala Máquinas y Tableros. Desde este edificio se efectúan los controles de acceso peatonal y vehicular de internos, visitas y personal al edificio “Lineal” de Áreas y Servicios. Este edificio es la envolvente arquitectónica conjuntamente con los alojamientos, que junto al doble cerco perimetral define la envolvente de seguridad de cada instituto.

El edificio “Lineal” de Áreas y Servicios contiene áreas administrativas y de control, de salud, de servicios comunes y “de corrección” hacia un lado, y escuela, SUM, capilla y visitas hacia el otro extremo. Estas áreas completan las necesidades de los internos que residen en los alojamientos, los que conforman un espacio libre común o “campus” con sus áreas parquizadas, senderos peatonales, lugares de sombra, y cancha para prácticas deportivas.

“Además de los institutos va a haber una zona en el centro del complejo, una especie de campo agroindustrial, en el que los internos que están más avanzados en su período de tratamiento, salen a ese campo a realizar trabajos”, completó Serra.

Por su parte, Gerardo Schôn puntualizó que a la hora de comenzar a trabajar en el anteproyecto también formaban parte del programa la composición del cuerpo jerárquico, el personal complementario, todo estaba perfectamente definido y explicitado en las bases. “Cuando eso está bien precisado y bien desarrollado las respuestas que surgen del concurso son mejores”, opinó.

Según la evaluación de los arquitectos, la puesta en funcionamiento del complejo carcerlario –si no surgen imponderables– sería en alrededor de tres a cuatro años, tiempo suficiente para evaluar y buscar respuestas al impacto que tendrá no sólo en la comunidad de Agote sino en Mercedes. Desde la puesta en marcha de la construcción, el complejo federal tendrá incidencia en la comunidad local con fuentes de trabajo, caminos, movimiento comercial: “Una vez inaugurados, son cinco institutos, cinco escuelas, cinco centros de salud, cinco comedores, para un total de 1.500 personas, y hay que tener en cuenta que el Servicio Penitenciario lo único que hace es la seguridad, todo lo demás necesitará de médicos, educadores, profesores, enfermeros, cocineros, sin hablar del mantenimiento. Creemos que si se sabe capitalizar todo lo de positivo que tiene esto, con una buena planificación urbana y de servicios, una obra de esta magnitud impactará positivamente en la comunidad mercedina”, concluyó el arquitecto Serra.