Nuevamente el humo tóxico que se arroja desde las empresas que realizan sus actividades en la zona industrial de Acceso Sanmartín es noticia. Hace días se había denunciado de parte de los vecinos de los barrios cercanos un humo negro que salía de chimeneas de la firma Magromer, y ahora es su lindera Karavell la que expelió por tres chimeneas densos nubarrones de color plateado y blanco un largo rato en la mañana, conformando un importante smog, que se fue acumulando en la zona, cayendo tanto sobre las casas de la parte residencial y acomodada de quintas, como sobre los barrios La Colina, Villa Industrial Este y Villa Industrial Oeste, entre otros.

Lo que se supo además es que los certificados de aptitud ambiental de muchos emprendimientos locales, entre ellos algunos de los sindicados de contaminar, estarían vencidos. En este sentido vale recordar que el concejal Juan Manuel Torres, de la UCR, presentó en el Concejo Deliberante un pedido de informes en el que solicita la intervención del OPDS (ex Secretaría de Política Ambiental) para que verifique todas las situaciones.

Se trata de un momento de inflexión en la materia, con varios focos de interés en lo que hace a la responsabilidad de quienes no estarían ejerciendo el control adecuado.

En este panorama, en la semana el municipio mismo salió a confirmar que la contaminación es notoria en lo que hace a análisis que habría hecho desde su área de medio ambiente en el río Luján. Y que habría responsabilidades de las industrias, claro que concurrentes con las del municipio mismo que está obligado legalmente a sanear el recurso y dejar de contaminarlo con desvíos cloacales.

En tanto, los efluvios derivados de la actividad industrial que llegan al aire y siguen siendo respirados por todos en la zona de Acceso Sanmartín no cesan. Cansados están ya quienes son conscientes de la toxicidad de lo que respiran y esperan una respuesta adecuada de quienes tienen posibilidad de proteger los recursos indispensables para la vida humana, como el aire.