Cecilia y Amarilis, o viceversa, se fundieron en una sola voz la noche del domingo en el Julio César Gioscio. Tras la causa enormemente justificada del beneficio de la Casa del Niño, con iniciativa de Héctor Deluca, se hizo lugar la no menor causa artística de un encuentro que estuvo a la altura de lo que a simple golpe de vista promete la conjunción en un mismo escenario de dos de las intérpretes más privilegiadas de la música local, Cecilia Capaccio y Amarilis Díaz.

En un teatro concurrido y ávido de canciones, Amarilis Díaz, con su bagaje espiritual de rock, blues, jazz y bossa, metida esta vez en la piel de Sin (pre) tensiones –una banda en condiciones de mucho pretender–, abrió el fuego con una exquisita versión del tango “El último café” (Castillo y Stamponi), sacando a presentación la impronta versátil de esta banda formada por Damián Fidalgo (guitarra), Mariano Casanovas (batería), Patricio Alsuyet (bajo), y el maestro Claudio Alsuyet (teclados), capaces de transitar del tango al rock, del Jazz a la Bossa o del blues al folklore con una excelencia musical de lujo y sin perder la unidad de la performance.

Come together y While my guitar gently weeps (The Beatles) y el viejo éxito de Nat King Cole, When I fall in love, todos con el sonido Sin (pre) tensiones, pasaron antes de que tuviera lugar el primero de los dos encuentros esperados que regalaría la noche. Sin ahorrar en elogios Amarilis invitó a escena a su consorte de ocasión para regalar juntas “el último blues del día”, y dejar en claro que frente a la verdadera sensibilidad, los géneros pasan a un segundo plano.

This masquearade (George Benson), Garota de Ipanema (Jobim- Vinicius de Moraes), Sunny y una hermosa versión de “Tu amor”, del Tango 4 de García y Aznar, fueron el tramo final para que la ex vocalista de Big Family y su banda dieran paso a la segunda estrella de la velada.

Amarilis Díaz junto a su grupo Sin(pre)tensiones

La puesta íntima del piano de Ignacio Mascardi y la sola voz de Cecilia Capaccio bastaron en lo sucesivo para sumergir la noche del domingo en un hechizo que comenzó sobre aplausos con la emotiva “Cuenta conmigo” (Chico Novarro- Raúl Parentella), que siguió con una versión tangueada del clásico “Historia de un amor”, a dúo con el público; y luego con  “acompañada y sola” (Chico Novarro), Contigo en la distancia, Naranjo en flor, la hermosísima “Palabras para Julia” (del poeta español Juan Goytisolo y Paco Ibañez), ésta última en la voz invitada y desgarrada del propio pianista Ignacio Mascardi con Cecilia en la guitarra, y la excelsa “Porque cantamos” (Mario Benedetti-Alberto Favero).

Cerca del final, la emblemática “A mi manera”, desde una interpretación sublime y sentida hasta las lágrimas, fue canal para entender que es un lujo para esta ciudad contar con una intérprete de esta magnitud, de una presencia y carisma escénicos dignos de cualquier escenario del país o del mundo, y no en vano elegida artística de uno de los más importantes nombres de la literatura y la música folklórica argentina, el poeta Hamlet Lima Quintana.

La emoción llegó hasta el final con el segundo de los esperados “duelos”. Esta vez la invitada fue Amarilis y la despedida una nueva interpretación conjunta, “Cosas del amor”, el clásico de Ana Gabriel, en un diálogo casi teatral entre las intérpretes, que concluyó en el aplauso y el abrazo, fundidas en la admiración mutua, en la alegría del encuentro, en la causa noble y en la música, que pese a ser una noche de domingo, no pudo menos que ser feliz.

Cecilia Capaccio se lució