EL SISTEMA/1
Los funcionarios no funcionan.
Los políticos hablan pero no dicen.
Los votantes votan pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza enseñan a ignorar.
Los jueces condenan a sus víctimas.
Los militares no combaten los crímenes porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las pérdidas se privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente está al servicio de las cosas.
E. Galeano

Por Claudia Lucero (*)
Con la claridad propia de quienes piensan profundamente el mundo, y la simplicidad de la señora que espera un colectivo, nos expresa Galeano grandes verdades. Retomo sus palabras, y ya estaría todo dicho, sin embargo me invitan a repensar modestamente, determinadas situaciones.

“Los funcionarios no funcionan” dice, y los representantes no representan. Amparados en la supuesta “decisión de las mayorías” algunos representantes se arrogan el derecho de no hacer, para no alterar el orden impuesto. Un orden armado en función de no modificar sustancialmente cierto estado de las cosas para mantener el sitial. Se maquilla la realidad, se hermosean los discursos y se le pone traje nuevo para que parezca otra, pero rascando un poco la superficie hay siempre más de lo mismo.

A veces, cada vez más seguido me viene un gusto amargo y vuelvo una y otra vez a preguntarme acerca de la función pública y  de la tan mentada representación popular.

Tomo como ejemplo las sesiones del Concejo y no puedo menos que replantearme el sentido de su función cuando oigo acalorados discursos por el nombre de una calle, mientras las políticas públicas en relación a vivienda se plantean como inviables desde otra instancia municipal, avaladas por algunos “representantes populares”; el prurito en no decir, en que no figure sin el rigor del estudio técnico, lo que es un secreto a voces: los cortes de agua, las calles deterioradas, la gente sin techo. Y es allí donde me vienen a la memoria las palabras de un poeta que ilustran muy bien lo que quisiera decir: “De vez en cuando hay que hacer/ una pausa / contemplarse a sí mismo/ sin la fruición cotidiana/ examinar el pasado/ rubro por rubro/ etapa por etapa/ baldosa por baldosa/ y no llorarse las mentiras/ sino cantarse las verdades”. Y parece muy difícil esto de que se asuma que alguien pueda cantarle las verdades a los funcionarios sin que se ofendan o hieran su susceptibilidad; como si no fuera necesario que alguien les cante ciertas verdades para que se animen a hacer.

Y pese a todo lo que se pueda decir, creo que estamos para servir para algo, y no pasar nunca de largo,  porque es parte del rol, o porque hubo en campaña por lo menos, un compromiso previo de hacer por la gente, pero claro, también es terriblemente cierto que los políticos en general hablan, pero no dicen, contrapartida perfecta de que los votantes votan, pero no eligen, porque luego se cierran acuerdos que traicionan la palabra y no se defienden causas sino intereses personales. Por otro lado, no se puede hacer solo y es preciso abrir el juego, ejercer por qué no, un rol pedagógico en lo político; por eso y  por mi parte, profundamente adhiero al modo comunitario de hacer, el que nos legó la gente olvidada, los que poblaron en primer término estas tierras, y valga la alusión en este mes en que se conmemora el “encuentro de culturas”, eufemismo para denominar la barbarie cometida en pos de aniquilar a los pueblos originarios. Bellamente, también dice Galeano: “(…) Suenan muy futuras ciertas voces del pasado americano muy pasado. Las antiguas voces, pongamos por caso, que todavía nos dicen que somos hijos de la tierra, y que la madre no se vende ni se alquila… Y se convierten los ríos en cloacas, los mares en basureros y las selvas en desiertos, esas voces porfiadamente vivas nos anuncian otro mundo que no es este mundo envenenador del agua, el suelo, el aire y el alma.

También nos anuncian otro mundo posible las voces antiguas que nos hablan de comunidad. La comunidad, el modo comunitario de producción y de vida, es la más remota tradición de las América, la más americana de todas: pertenece a los primeros tiempos y a las primeras, gentes, pero también pertenece a los tiempos que vienen y presiente un nuevo Nuevo Mundo. Porque nada hay menos foráneo que el socialismo en estas tierras nuestras. Foráneo es, en cambio, el capitalismo: como la viruela, como la gripe, vino de afuera.”

Hoy más que nunca debiera este ser este el camino a seguir; el que nos propone una salida entre todos porque la gente vive y siente y padece y tiene necesidades que deben ser atendidas y eso es algo que no se puede hacer solo desde “arriba”. Y porque con letras de molde está “cantado” en la Constitución, el derecho a vivir dignamente y también está visto que hay que dar pelea porque se respeten los derechos. Porque hoy el mundo nos llama a mirar al pasado y hacia adentro, en busca de ideas originales que nos permitan caminar hacia el futuro y es preciso abrir espacios de participación para escuchar otras voces y es preciso salir para ver el mundo tal cual es, con nuestra función a cuestas para que nos vean.

 

(*) Concejal de Espacio SI, Mercedes.