Luego de que se publicara la foto del dictador Jorge Rafael Videla descubriendo una placa de homenaje al pueblo mercedino en la puerta del Palacio Municipal en el año 1980 y en pleno proceso militar, desde el Legislativo exigen su retiro urgente e inmediato, ya que aún está ahí, a 28 años y en plena democracia, una idea contraria a la represión y falta de libertades y de respetos a los derechos individuales que encabezó Videla.

La ocasión del traslado a la cárcel del dictador tras perder el beneficio de la prisión domiciliaria fue oportuna para volver a revelar material fotográfico de los tiempos de terror y del paso del dictador por “su” ciudad. Y la edil Claudia Lucero no pudo ser indiferente a la publicación referida: “El día 14 de octubre, leíamos en el medio Noticias Mercedinas una nota referida al dictador Videla, a raíz de la revocación de la prisión domiciliaria”, sostiene en los fundamentos del proyecto, adjuntando además la nota y las imágenes de referencia.

Además, coincide en el calificativo periodístico usado en este medio sobre la placa: es una “vergüenza mercedina”: “Tal y como plantea el epígrafe de la foto de la placa a que se aludiera, se trata absolutamente de una ‘vergüenza’ para los mercedinos, puesto que se trata del homenaje de un dictador a nuestro pueblo. De más está decir que de ningún modo, y a sabiendas del origen de la misma, podemos aceptar semejante recordatorio a las puertas de nuestro municipio, deja por la noticia de ser inocente su ubicación y sentido”, apuntan y mediante una ordenanza piden que se proceda al “retiro inmediato de la placa ubicada a la entrada del Palacio Municipal”, y que colocara Videla.

Jorge Rafael Videla nació el 2 de agosto de 1925 en la ciudad de Mercedes. Fue presidente de facto de la Argentina entre 1976 y 1981, responsable de incontables abusos a los derechos humanos durante la dictadura. Videla suspendió el Congreso y dejó los poderes legislativos en una comisión de nueve hombres; detuvo el funcionamiento de las cortes, los partidos políticos y las uniones de trabajadores; y llenó el gobierno con personal militar. Cientos de personas acusadas de ser guerrilleros fueron detenidas y miles de personas desaparecieron, o fueron torturadas y asesinadas. Videla fue acusado de asesinato y sentenciado a prisión perpetua en 1985. Fue indultado por Carlos Saúl Menem en 1990. Sin embargo, en junio de 1998, el juez federal Jorge Marquevich determinó que Videla podía ser acusado del cargo de sustracción de bebés a sus padres en cautiverio, cambiándoles su identidad.