Por Cristian Falabella

Son cada vez más frecuentes los hechos delictivos y esto causa alarma y pánico en algunos sectores de la población que se ven indefensos y expuestos ante lo que parece ser inexorable: el advenimiento de la ley de la selva, o la supervivencia del más fuerte, en un sistema colapsado que hace agua por todos lados.

En el marco de manifiesta preocupación de las autoridades provinciales en conjunto con las municipales, y además, en medio de la discusión sobre la utilidad o no de la Policía Comunal tal cual está establecida en la ciudad de Mercedes, la inseguridad tiene un termómetro en el que los grados suben.

En este medio no suelen salir las noticias de índole policial por dos cuestiones bastante terminantes: una tiene que ver con que muy pocas veces tiene algún mérito la conservación de este material para el futuro y mucho menos es ejemplo de conductas que puedan ser entendidas y asimiladas como positivas por alguien en la ciudad; y otra con la múltiple cantidad simultánea de estos ilícitos en estos tiempos, por lo que una cobertura de los mismos –a falta de buenas fuentes de información oficiales, y otra búsqueda de contenidos por parte de este medio– parece una cosa imposible. Se entiende más bien que para esto habría que hacer un sitio aparte, cuya construcción no está en la necesidad ni visión que se piensa: cabría una decena de informaciones diarias quizás. ¿Una veintena?

Desde aquí se marca, empero, que la situación de inseguridad se afianza día a día y se aporta sólo un ejemplo en lo que sucedió anoche en plena calle 25, con el robo en el local de “Juana Ropería”, y en este caso el titular del local denunció que los vecinos llamaron al 911 pero no tuvieron una respuesta adecuada.

“Me robaron el 95 por ciento de la mercadería, e incluso una computadora completa y cambio en dinero de la caja. Hicieron lo que quisieron”, dijo esta mañana mirando desde el interior del local, y pensando seriamente en dejar la actividad comercial para otro momento, con su sentimiento de impotencia. Sergio Pelli hizo la denuncia en la policía, e incluso estuvo en su local de calle 25 entre 28 y 30 la policía científica, que tomó huellas dactilares, pero algo muy preocupante sucedió, más allá del robo: “Una vecina de enfrente llamó al 911 a las 4.10, cuando vio movimiento en el local, a un sujeto en un auto oscuro con vidrios negros”, dijo Pelli, esta mañana, con bronca. “Este es un pueblo chico y aquí se sabe todo”, completó el joven comerciante y comentó que tenía entendido que esta misma mañana hubo un robo en un local ubicado en la Terminal de Ómnibus.