Este jueves nuevamente la calle 25 fue escenario de picadas formales e informales por la noche y durante varias horas seguidas, desde muy tarde y hasta el amanecer, cuando el sonido de los pájaros reemplazó al bramido de los caños de escape.

Con vehículos lanzados a gran velocidad y sin control alguno, el resultado final de esta carrera hacia la locura es previsible y lamentable. Ya hubo en el pasado reciente muertes de vidas inocentes por esta problemática, lo que podría sucederse una vez más en cualquiera de estas noches.

Seguramente que nadie desea atropellar a alguien, pero como están las cosas es muy probable que suceda.

Por otro lado, en un contexto en el que se habla de “grave crisis”, no parece detenerse sino afianzarse el consumo irrestricto e innecesario de combustible para descontroladas andanzas nocturnas, con vehículos preparados para la competición y en horas en que se juntan quienes trasnochan con los que van a trabajar muy temprano, evidentemente con otras prioridades en su vida.

Los vecinos de la zona han denunciado reiteradas veces las actividades que impiden el descanso y la convivencia armónica en el centro de la ciudad, con emprendimientos comerciales que alientan el consumo de alcohol hasta cualquier hora y que en este verano inminente tienen más preponderancia, ya que la actividad no se restringe a los fines de semana o feriados sino que se observa cualquier día.

De momento, y habiéndose dicho en reiteradas veces de la peligrosidad de este coctel de descontrol, alcohol y nocturnidad exacerbada, no se ha tomado acción alguna para intentar cambiar en algo las cosas.

La queja ha llegado, además, formalmente al Concejo Deliberante y el despacho del intendente en el Palacio Municipal, sobre todo de parte de los vecinos de la esquina de 28 y 25, que son, quizás, los más afectados.