Y las elecciones pasaron nomás. Se vienen nuevos-viejos tiempos. Una vez más y con la gripe A por todo el aire, la ciudadanía concurrió a votar feliz y en paz, fue una verdadera fiesta de la democracia, pero no sólo por el hecho de que la gente pueda elegir a sus representantes, sino también que pudo manifestar sus diferencias con un gobierno que no está haciendo las cosas como debería, en la forma más pacífica y democrática que hay.

Ahora bien, hagamos un pequeño análisis de lo que ha sucedido en nuestra ciudad y a nivel nacional respecto a las fuerzas participantes. Después de 13 años la oposición vuelve a ganar una elección en Mercedes, y nadie puede garantizar que esta victoria se deba a la calidad de los candidatos o al descontento con el oficialismo por parte del electorado. En el análisis que realizaré sobre los ganadores, pretendo que no suene a resentimiento por el hecho de pertenecer a una fuerza política que no se presentó a estas elecciones, sólo quiero ofrecerles una visión acerca de los vencedores y en ningún caso hablaré sobre las personas, sino sobre ellos como dirigentes políticos, y ustedes podrán compartir o no la opinión.

En primer lugar debemos destacar la capacidad de unidad y de consensuar que tienen los dos espacios que resultaron primeros. Por un lado los dos primeros candidatos que integraron la lista de Unión-Pro vienen de una militancia extremadamente antagónica, ya que Juan Carlos “El negro” Benítez militó en el peronismo más revolucionario y por el otro Carlos Aristi es el representante de la Sociedad Rural, por ende antiperonista, y la verdad es que son una de las duplas menos creíbles que se han presentado, excepto que uno de los dos nunca haya sido sincero a la hora de expresar sus pensamientos. Por otro lado la lista del Acuerdo Cívico y Social, que llevó a la cabeza a José Cestari, quien no hace un año dijo a los medios locales textualmente “con los radicales no me siento ni a hablar”, y de un día para otro terminó secundado por … una radical, Inés Ghione, de una UCR que renovó sus autoridades hace poco tiempo diciendo darle espacio a la juventud, pero terminó relegando a los jóvenes a los lugares testimoniales. Por último no podemos dejar de lado al oficialismo, quienes con Fito Príncipi a la cabeza y secundado por el ex ultra opositor al selvismo, Martín Zubeldía, quienes realizaron la alianza más increíble (sí, más increíble que la de Unión-Pro) y quienes ni siquiera con toda la estructura estatal-clientelar que mantienen han podido demostrar ser confiables para la mayoría de la ciudadanía.

No podemos dejar de decir que las elecciones se nacionalizaron y se mediatizaron más de lo que estamos acostumbrados y que las cifras gastadas en la campaña no tienen perdón. El mediático empresario Francisco de Narváez gastó 20 millones de pesos en una campaña sólo para ser diputado (y no me quiero imaginar lo que va a gastar cuando quiera ser gobernador). No quiero menospreciar las capacidades de Unión-Pro de Mercedes, pero tampoco puedo dejar de pensar en que la mayoría de sus votos vienen por el arrastre una campaña nacional que hizo su eje en la inseguridad, tema que está muy de moda en la política actual, y lamentablemente estos espacios sólo proponen represión y criminalización de la pobreza en vez de soluciones reales. Tampoco podemos dejar de lado la estrecha relación del empresario-político De Narváez con el menemismo, ya que fue uno de los mayores aportantes a la campaña de Menem en el año 2003.

A su vez, el ACyS, con su líder Carrió cada vez más incoherente, coloca en la Ciudad de Buenos Aires a uno de los más fieles exponentes del saqueo por parte de la banca internacional diciendo querer transformar la realidad en beneficio de los más vulnerados volviendo a endeudarnos con el FMI, y en la provincia de Buenos Aires a la inexpresiva Margarita, utilizando el alza de la imagen positiva de Ricardo Alfonsín luego de la muerte de su padre Raúl.

Durante todo el tiempo de campaña no hemos podido escuchar por parte de estos candidatos, a nivel nacional y local, una propuesta de salida a la crisis que vive el mundo, ni un proyecto de país que nos integre a todos y todas, donde no haya ni un pibe más que muera de hambre.

Sólo Fernando “Pino” Solanas, en Capital Federal, fue el único que propuso ideas, un proyecto de país distinto, con objetivos claros y realizables, que vuelve a encender la llama de la esperanza, la llama de la reconstrucción del movimiento nacional, amplio, democrático, latinoamericanista alrededor de un proyecto emancipador, y esto fue lo que hizo posible que Proyecto Sur  sin grandes estructuras y sin recursos económicos sea la segunda fuerza en la Ciudad de Buenos Aires.

En Mercedes y en la Provincia de Buenos Aires Proyecto Sur no pudo presentarse a elecciones debido a la instalación por parte del Kirchnerismo de un artículo en la Ley de partidos políticos que dejó sin personería al Partido Socialista Auténtico, que era la herramienta legal de Proyecto Sur.

Hace ya más de un año que en nuestra ciudad estamos construyendo el Movimiento Proyecto Sur con todo nuestro cuerpo y nuestro corazón puesto en ésta tarea, para que no quede un solo rincón donde no llegue nuestra propuesta. Vamos a buscar la unidad de todo el campo popular para disputar el poder, y demostrar que somos la alternativa a este modelo de saqueo, mentiras, violencia e incoherencias.