El músico mercedino Sebastián Cirillo será parte del Ciclo Wabi Sabi, “Las mañanas duelen más que las noches (de noche)”, presentando su último trabajo “Al borde de la singularidad”. El evento se llevará adelante el venidero jueves 20 de agosto a partir de las 21.30 en Meridión, de Venezuela 1549, barrio de Monserrat, Buenos Aires, Argentina.

“El borde de la singularidad”, el último disco del “Flaco” Cirillo, tiene su origen en las lecturas de algunos libros de astronomía y física, como “Cosmos” de Carl Sagan, “La historia del tiempo” de Stephen Hawking y algunos textos de Fritjop Capra y Ray Bradbury, entre otros. “De alguna manera me encontré viajando por universos y paisajes imaginarios inspirados por estos libros y como me resulta natural pensar con sonidos decidí crear una banda sonora para estos mundos”, explicó Cirillo. “La materia prima sonora partió de algunos sintetizadores analógicos mal calibrados procesados con pedales y efectos de guitarra, algunos tracks fueron compuestos hasta la última nota, otros fueron sobre grabaciones improvisadas y en algunos casos me limité a configurar sistemas, ponerlos a funcionar y grabar los resultados”, agregó. Todo esto se puede oír en www.myspace.com/sebastiancirillo y ahí mismo se encuentra el link para descargar el disco en forma gratuita.

“El carácter experimental de este disco genero que me inviten a tocarlo en lugares poco convencionales, desde el punto de vista rockero. Mi música sonó así en museos, galerías de arte, instalaciones audiovisuales, y centros culturales como el Recoleta, el Rojas y el San Martín”, indicó luego.

Para esta ocasión, Sebastián Cirillo fue invitado a un ciclo que se llama Wabi Sabi en la galería Meridión, que consta en la presentación en un espacio de tiempo de 40 minutos aproximadamente de una muestra simultánea de fotos y artistas sonoros.

El Wabi Sabi incluye fotos de Constant Anée, Leo Liberman, Sonsoles Lozano y Hernán Corera, con música de Sebastián Cirillo y Segundo Mundo.

“Nada dura, nada está completado y nada es perfecto. Wabi Sabi es la materialización de momentos sobre lo que otros no ven, pero no como un signo snob, sino como el punto justo de la mirada propia y la ajena. Wabi Sabi es la belleza de lo imperfecto. Esta obra no busca marcar vanguardia, sostener plástico, ni seguir caminos hechos. Lo que agolpa esta idea es un laboratorio vivo de lo que se hace y se deshace mientras el mundo pasa. Ciclo de varias entregas por concepto. Una frase define el criterio de curaduría. Se toma la obra sonora y la visual por separado, se las une sin pegarlas y se las trata como expresiones que se exponen en conjunto y generan algo más. Cada entrega dura aproximadamente 40 minutos, es finita pero por lo mismo compacta y concisa. Puede abarcar a varios artistas a la vez. El deseo: que se genere obra viva impermanente, quizás para algunos incompleta, pero por sobre todo y a sabiendas, imperfecta”, señala la reseña del ciclo.