El sábado 12 de septiembre, en la Basílica Nacional “Nuestra Señora de Luján”, monseñor Agustín Radrizzani presidió la misa de acción de gracias, por los 150 años de la presencia de los padres Vicentinos en la Argentina.

Durante la homilía, el obispo dijo: “Especialmente agradecemos esta presencia de Jesús a través del servicio en nuestra patria de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, los queridos “vicentinos”, que desde hace 150 años traen la buena noticia a los pobres”.

De manera especial, Monseñor Agustín quiso agradecer a los integrantes de la Orden que, desde 1872 y por más de 120 años, realizaron la inmensa labor pastoral de atender el Santuario de Luján, en particular recordó al Padre Salvaire, quien “con gran inspiración divina, soñara y llevara adelante la construcción de la magnífica Basílica”.

Haciendo mención al carisma vicentino, a ese espíritu que impregna el ser de la orden, dijo: “En  el corazón mismo del carisma vicentino está la nota fundamental del Reino de Dios: la evangelización de los pobres. Con esta característica no hay peligro de pérdida de la identidad”.

“Una particularidad han querido destacar en sus constituciones que está tan en consonancia con el mensaje de la V conferencia del episcopado latinoamericano y del Caribe, llevada adelante en Aparecida, Brasil en 2007, se trata de evangelizar a los pobres, sobre todo a los más abandonados”, agregó y concluyó su homilía agradeciendo nuevamente la obra vicentina, animándolos a seguir en la senda y rogando a la Madre de Luján, para que “los ampare e interceda siempre por la continuidad y el perfeccionamiento del servicio vicentino”.