Desde el día de hoy, jueves 15 de octubre, en toda la provincia de Buenos Aires se comenzará a cumplir con una ley que prohíbe en ese territorio la entrega de bolsas plásticas en supermercados, aunque se duda de la efectividad de las nuevas “oxodegradables” y “amigables con el medio ambiente”, según se pregona y por lo cual se realiza el cambio.

La normativa fue sancionada el año pasado por la Legislatura provincial, y en ese momento otorgaba un plazo de 12 meses para que los comercios con predominio en productos alimenticios cambien los envoltorios convencionales por otros “amigables con el medio ambiente”: “Eso significa que, pasado un tiempo, las bolsas se convertirían en agua y carbono, en lugar de permanecer intactas durante 400 años como sucede con las de nylon”, tal cual se sostiene sobre las bolsas que vendrán en reemplazo de las de polietileno, que serán “oxodegradables”, es decir que con el agregado de un producto químico inician una degradación.

La iniciativa gubernamental comenzó el año pasado con el decreto 1.521. La Legislatura provincial creó, entonces, el registro de fabricantes, distribuidores e importadores de bolsas biodegradables y fijó los procedimientos a los cuales deberán adecuarse este tipo de producciones.

Los negocios o cadenas que infrinjan la norma serán apercibidos “por una sola vez” y luego serán pasibles de multas de “entre diez y hasta mil sueldos básicos de la categoría Ingresante del agrupamiento administrativo”. También los infractores pueden sufrir el “decomiso de las bolsas de transporte no biodegradables”, la “clausura temporaria de los establecimientos” hasta durante un mes y la “clausura definitiva”.

En tanto, desde agrupaciones que tienen una conciencia ambiental dudan de la efectividad de este “cambiazo”, que inclusive obligó a la creación de un registro de fabricantes. Lo que preocupa, sobre todo, es la aparición de nuevos químicos. La Red Nacional de Acción Ecologista de la Argentina alertó recientemente sobre estas bolsas, y habló de la posibilidad de que existan “negocios pre acordados” entre los fabricantes y las autoridades.

“Las bolsas que se venden en Argentina y que promueven las provincias, no son biodegradables (que se convierten en agua y carbono) sino oxodegradables (se convierten en plástico picado + aditivo potencialmente tóxico). Nuestra investigación nos demuestra que la utilización de bolsas de materiales plásticos oxodegradables en reemplazo de las bolsas plásticas tradicionales es inconveniente pues no existe consenso a nivel mundial sobre su biodegradabilidad y compostabilidad, así como sobre el impacto de sus productos de degradación sobre el medio ambiente”, apuntan y destacan que hace más de un año alertaron sobre esta situación: “Tememos que existan negocios pre acordados entre los fabricantes de oxo y las autoridades, ya que no se han atendido ni respondido siquiera nuestros argumentos técnicos. El negocio de los oxodegradables avanza más rápido que los esfuerzos del sector público para cuidar la salud y el ambiente”, cuestionan.

“Se han sancionado leyes sin conocer el camino formal (y lógico) que implica la introducción de elementos químicos nuevos al mercado”, sostienen. “La oxodegradación ocurre en materiales compuestos por un componente biodegradable y un componente no biodegradable y potencialmente tóxico”, apuntan. “Los fragmentos de las bolsas oxo podrían contaminar más el medio ambiente, que una bolsa plástica convencional íntegra”, concluyen.