"El lunes 12 de octubre, con el especial motivo de agradecer y celebrar junto a la patrona de Luján, una multitud de sus hijos que conviven con ella en toda la Arquidiócesis de Mercedes - Luján se reunieron como peregrinos", tal cual lo informado desde la sede eclesiástica de la región.

Durante la mañana, compartieron como hermanos en la Villa Marista. Por la tarde, se celebró la Santa misa en la Basílica Nacional Nuestra Señora de Luján, presidida por monseñor Agustín Radrizzani, con el presbiterio de la arquidiócesis, los seminaristas del seminario Santo Cura de Ars e innumerables religiosos y laicos venidos desde todas las parroquias.

Monseñor Agustín quiso comenzar marcando la reunión como familia diocesana a los pies de la virgen de Luján y destacó algunas celebraciones especiales como los 61 años de sacerdote de monseñor Roberto Bescós; monseñor Miguel Larrañaga quien cumplió 50 años de sacerdocio y el presbítero formador de seminario y capellán de la Cárcel de Mercedes Monseñor Norberto Chirigliano, quien cumple 25 años de ordenación.

El Obispo remarcó, durante la homilía la acción de gracias a Dios por todos los bienes y beneficios recibidos durante estos 75 años de vida diocesana.

La homilía
“Primero, el Encuentro, dice Aparecida (n° 29) "el mejor regalo que puede recibir una persona es conocer a Jesucristo, lo mejor que nos ha pasado a nosotros en la vida es habernos encontrado con El y nuestra mayor alegría es darlo a conocer a los demás" ese encuentro jalona todo el Antiguo y el Nuevo Testamento. Hay cosas que dificultan el encuentro y otras que lo favorecen. Favorece el encuentro, como en la última cena, lavar los pies a los demás, encontrar lo positivo que siempre tiene el otro, la lectura de la palabra, y el comer todos del mismo pan de la eucaristía. La segunda reflexión es sobre la conversión, el encuentro con Jesús, produce algunos cambios. El orgullo, el amor propio dificultan la conversión. En cambio la humildad, la favorece me ayuda a que renunciando a mí mismo como proyecto de realización y la búsqueda de la verdad con todas mis fuerzas. Y tercero, la misión. Cuando hemos encontrado a Jesús y nuestra vida no quedó como antes, El nos envía, nos hace llevar la Buena Noticia a los confines de la tierra, sin cálculos egoístas, sin negociar, sin violencia; porque atrae, porque seduce. Es un testimonio permanentemente misionero el estilo de vida de la comunidad: “miren como se aman…queremos vivir como ustedes. ¡Cuánto camino recorrido: gracias Madre por caminar con nosotros!”, dijo entre otros conceptos Radrizzani. “Virgen de Luján, pongo en tus manos este pueblo peregrino que ama y confía, para que juntos hagamos de esta arquidiócesis de Mercedes - Luján una casa y escuela de comunión, llena de discípulos misioneros que desbordantes de alegría anuncien la Vida Plena de Jesucristo. Amén”, completó su homilía.