En plena decadencia del modelo industrial, donde los impactos sociales y en el ambiente están a la vista, la industria cuenta con apoyo total de las autoridades de turno en la ciudad de Mercedes.

El intendente, sus funcionarios, futuros y actuales concejales apuestan a un perfil industrial, sin analizar el impacto de estas actividades en el patrimonio cultural y natural de la ciudad.

Luego de avanzar con la cesión de tierras productivas en Gowland mediante un convenio para la instalación de un nuevo sector industrial, ahora desde la comuna apuntan su campaña mediática a mostrar los beneficios de un panorama laboral “estable” en medio de una crisis mundial. Pero no se habla de los bajos salarios, ni de las condiciones laborales insanas, ni de la falta de tratamiento de los desechos, ni del alto consumo de agua y energía que estas industrias requieren. Ni tampoco se habla de la contaminación del río y de las napas que muchos ciudadanos vienen denunciando desde hace años, ni del incumplimiento de leyes, ordenanzas y de los deberes de funcionarios públicos. Todo en beneficio de unos pocos.

En esta ciudad los medios contribuyen con la difusión de que la industrialización es el mejor, o el único camino, y lo hacen apoyando campañas oficiales de difusión. Esto queda al desnudo cuando se leen artículos en distintos medios en idénticos términos, durante párrafos enteros, y se lleva el tema a la tapa y a los titulares de noticias que no parecen ser más que un invento necesario para el poder económico imperante.

Referencias a la “flamantes industrias” como fuente de empleos, no hacen más que evidenciar, en estos artículos, la direccionalidad de un discurso impuesto. En ninguna de las notas se  mencionan los conflictos de los operarios de Magromer y Aceros Borroni, por citar a dos de las grandes industrias de las que se habla. Mientras en la curtiembre avanzan las asambleas y reiteradas veces se han tomado medidas de fuerza que incluyeron manifestaciones frente a la planta, en la industria de aceros –ahora relacionada con Acindar– desde hace un largo tiempo a esta parte no hay conformidad por las condiciones laborales entre los empleados y hay enfrentamientos con el sindicato metalúrgico, ya que este no estaría representando y defendiendo los derechos de los operarios en tiempo y forma. En Borroni deben, además, enfrentar reducciones salariales permanentes.

Por otro lado, los recursos naturales y la salud de los mercedinos son dos variables que se ven afectadas de una manera aberrante. Y no hay cambio en esto, sino profundización de un modelo: la extracción desenfrenada y la contaminación para la producción, exportación y venta de productos de consumo que son innecesarios, a costa de la privatización y degradación del agua y la tierra, que son útiles para el desarrollo de la agricultura local.

En tanto, en ciudades cercanas como Luján ya se instaló el debate y la necesidad de prohibir la radicación de industrias de grado 3 (generadoras de residuos peligrosos). Allí el tema llegó al Concejo Deliberante y se impulsa una ordenanza. La propia comuna dispuso reiteradas veces de por sí la clausura de la curtiembre Curtarsa, por  los altos índices de enfermedades relacionados a esta industria y la marcada degradación del ambiente. Y llevaría a la industria (a la que acusa de mentirosa) a la Justicia.

Mercedes, por su parte, reúne las condiciones de “zona liberada para contaminar” y sus funcionarios la ofrecen como ciudad “atractiva” para la radicación de más industrias.

No se habla de reactivar un mercado local de abastecimiento de alimentos incentivando la agricultura, que ofrecería una fuente laboral digna y saludable para muchos e independiente de la crisis global. Ni tampoco de  proteger el patrimonio histórico y natural, lo que fomentaría el turismo. 

Este modelo de desarrollo no se tiene en cuenta para la ciudad, que está ubicada en una zona de tierras fértiles y en la agricultura es la base de desarrollo local.