“La culpa no es toda de alguien, pero todos somos responsables de algo. Esta frase podría ser reflejo de la trágica muerte de José Duarte, que nos da hoy de lleno en la cara a todos los mercedinos”, comienza un parte de prensa emitido desde el Comité de Distrito de la UCR de Mercedes, ciudad que aun está conmovida y sigue exigiendo que se haga justicia desde que se supo la noticia del fallecimiento tras una brutal golpiza propinada al joven de Olavarría a la salida de un boliche bailable.

Para esa fuerza política, las grupos de jóvenes y adolescentes que se organizan en función de colegios o cursos o barrios, “no son fenómeno novedoso en Mercedes, pero sí es novedoso su nivel de organización y la violencia que han adquirido en el transcurso de los últimos tiempos”.

“Las causas que han dado origen a esta situación son las que requieren ser desentrañadas a los fines de terminar con este indeseable fenómeno local. La violencia de estos grupos, o como quiera que se las llamen, ha alcanzado en nuestro ciudad un nivel de naturalidad que se evidencia en la pasividad de padres, colegios, autoridades municipales, poder judicial y partidos políticos. Y esta sola circunstancia remarca la gravedad del asunto”, sostienen en el comunicado de la Unión Cívica Radical de Mercedes.

“Evidentemente los padres no están trabajando ciertos valores con sus hijos, evidentemente los colegios no pueden hacer trascender su educación mas allá de sus aulas, evidentemente el municipio no está siendo eficiente con sus controles en la nocturnidad, evidentemente la justicia flaquea y actúa con cierta imparcialidad en algunas circunstancias y, evidentemente los partidos políticos no hemos tenido la capacidad de establecer políticas que contengan a esta problemática”, apuntan.

“Tuvimos que lamentar una víctima fatal para reaccionar. Debimos reaccionar ante nuestra propia indiferencia al saber que amigos, e hijos de amigos, formaban y forman parte de estos grupos violentos. Debimos reflexionar y preguntarnos por qué algunos padres no se alertaron ante la brusca y masificada torpeza de los grupos violentos que sus propios hijos conformaban. Debimos actuar ante la desigualdad de trato que recibía y recibe de la justicia esta forma de violencia cuando es ejercida por una u otra clase social. Debimos intervenir ante las reiteradas, conocidas y desoídas denuncias de abusos, daños, pintadas y destrozos ocasionados durante muchos años por estos grupos. Debimos reclamar ante la indiferencia de las autoridades escolares cuando estos grupos de jóvenes tomaban la identificación de los colegios para sus desmanes. Debimos protestar contra la ilegal venta de alcohol a menores en kioscos, bares y boliches”, marcan en tono de autocrítica social. “Debimos, pero ya es tarde. Al menos es tarde para la familia Duarte”, agregan.

“Debemos hoy ponernos a pensar qué nos llevó a esto y cómo lo remediamos. Padres, Colegios, Autoridades Municipales, Poder Judicial y Partidos Políticos debemos confluir en un ámbito de debate que nos permita encontrar las herramientas urgentes para terminar con este fenómeno sin sentido que se nos ha ido de las manos. Debemos tomar la expresión legítima de vecinos de la ciudad, manifiesta en las últimas concertaciones públicas, y canalizarlas en propuestas y acciones. Debemos reclamar justicia a la justicia”, puntualizan y marcan que es necesario “desarrollar políticas que logren planificar el futuro con integración, tolerancia, paz y justicia, con igualdad”.