(Por Cristian Falabella) En el día de hoy se dio a conocer la noticia de un trabajo conjunto entre el OPDS y el Ministerio de Infraestructura de la Provincia para la “mitigación del cambio climático”. Pomposo el rótulo de la noticia, vasto el objetivo. Pero en la realidad concreta, mientras en este comunicado oficial se habla de la necesidad de “reforestar”, se siguen hachando bosques, árboles y minando los recursos naturales sin control alguno, y a sabiendas de los organismos que se sienten “preocupados” por el cambio climático. En Mercedes, como parte de la provincia de Buenos Aires, sigue sin respetarse el arbolado urbano, y ni que hablar de la zona rural, que sigue siendo objeto de descontrolados desmontes en  pos del “progreso” de la urbanización y de la siembra irracional y destructiva de semillas transgénicas con la consecuente dispersión de agrotóxicos y la contaminación del entorno y el “tiro de gracia” a la biodiversidad.

Luego de sus poco honrosas actuaciones con las industrias de esta zona (Curtarsa, Magromer, y otras), es poco lo que se le cree al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, como ente de control. Aunque su nuevo director (y van…) José Molina, ha firmado junto a la ministra de Infraestructura provincial, Cristina Álvarez Rodríguez, un “convenio marco de cooperación y asistencia recíproca orientado a promover acciones concretas de mitigación del cambio climático”.

Lo que se proponen, de acuerdo al comunicado, es “la implementación de proyectos forestales para la revalorización del patrimonio ambiental y natural de la provincia, además de establecer entre los dos organismos relaciones de cooperación y asistencia recíproca, con el fin de  favorecer la concertación de programas de cooperación para la ejecución conjunta y coordinada de proyectos de trabajo, investigación, capacitación y/o docencia en áreas de mutuo interés y competencia”.

Bajo todo este mar de palabras se buscan en concreto “la reducción de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, conforme a los objetivos planteados en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”. Y lo que informan es que, a través de la Dirección de Vialidad Provincial, se concretará la forestación de las márgenes de las rutas 2 y 11, lo que requerirá una inversión de 200 mil pesos, a partir del segundo semestre del año.

“Los ecosistemas forestales son biomas altamente valorados por la sociedad, reconocidos por su función en la regulación del aire y su rol sobre la captura de carbono, reguladores del ciclo hidrológico y su importancia en la protección de cuencas”, apuntan desde el OPDS.

Lo cierto es que la tala de árboles continúa sin cesar. A los muchos caídos en el arbolado urbano, donde la poda también hace estragos, en el día de ayer se sumaron dos nuevos ejemplares en la esquina de 26 y 9. En el avance de la “urbanización”, por ejemplo, en la ruta 5 a la altura del kilómetro 100 la irrupción de un nuevo complejo de viviendas dejó un erial donde antes florecían montes de duraznos y vivían lagartos y mulitas, además de pájaros. De ese sector se han llevado tierra negra en camiones por doquier. En tanto, en zonas rurales del Partido, como Gowland o García, la agresividad no cesa contra los bosques, que son talados y sus árboles derribados o quemados co el objetivo “superior” de seguir sembrando soja.