Una va desperezándose, despuntando el “vicio”, para no perder la costumbre. Sería interesante que aquí, en mi pueblo también aflorara el debate de ideas, la discusión, la polémica, la argumentación en fin, que todo lo que no se usa se oxida y aquí parecen estar las ideas un poco oxidadas. Y no es –para salir al cruce de probables aseveraciones en torno a mi inmodestia– que una piense que porque no está en el “ruedo público” se torna necesaria, en absoluto; sería muy pedante de mi parte y por suerte, siempre he detestado la pedantería, la propia y la ajena por supuesto. 

Es que sencillamente, es eso, “no pasa nada”. Los políticos parecen estar cómodamente sentados en sus sitiales públicos, arrellanados, parapetados, a salvo de cualquier cuestión, propia y ajena. Tal vez algún “tímido jueguito” para la tribuna nada más. Pero hasta donde yo entendía, la política, es confrontación de ideas, de planteos, de propuestas… Todavía no sé qué propuesta de ciudad me tienen mis representantes. Y sería interesante ver, qué se opina de distintas cuestiones a los efectos de justificar mi voto, ¿vio?

Y es que no me va eso de oponerme por oponerme, y mucho menos si no hay un sustento ideológico claro, desde el cual uno se oponga. Tal vez sería cuestión de que se clarificara, se pusiese blanco sobre negro, en fin, se hablara de política.

Es que hay temas que es necesario debatir para avanzar, temas que hacen al desarrollo de las sociedades, y frente a los cuales hay que tomar posición, porque estar en política es tomar partido. Pero tomar partido en serio, implica el ejercicio de la coherencia, que las buenas ideas pueden provenir de distintos sectores, pero además una buena idea requiere del sustento en los principios, puestos de manifiesto a lo largo del tiempo.

Sé que no tomarán la palabra para responder estas líneas, o tal vez sí, sería bueno. Pero sino, quizá de a poco, alguien también se decida a interrogar.

Hay cuestiones a las que hacerles frente con propuestas, todavía quedan en el tintero viejos temas sin resolver. El tema de la vivienda sigue siendo uno de ellos. Quizá no esté de más decir que frente a la importancia de algunos temas, es preciso el compromiso, tanto de quienes llevan la voz como de los directamente implicados; sin compromiso, ninguna acción es suficiente ni fructífera. Nada se resuelve mágicamente.

Sería bueno conocer qué opinan los políticos “en ejercicio” sobre viviendas, cuáles son sus supuestos, desde qué lugar miran ideológicamente la cuestión, pero aquí, en Mercedes, porque un atajo sería plantear lo macro, quedar supeditados a lo que determine el poder central, y en verdad, eso no resuelve nada. Nada en lo cotidiano, en el aquí y ahora. Aquí, en mi pueblo, hace falta coraje para propuestas serias para que implemente y lleve adelante el gobierno local, que así lo puede hacer, con voluntad, claro. Faltan datos, aún está pendiente un análisis pormenorizado de la situación en cuanto a lo habitacional de cada uno de los ciudadanos del partido. Los últimos datos, son de 2001, y a la fecha no ha habido más registros de datos que den cuenta de la situación real, más allá de quienes pueden acercarse al municipio a reclamar. El gobierno debe estar donde hay una necesidad, y no lo está, falta mucho por hacer, empezar por un relevamiento serio sería un comienzo. Sigo creyendo que hay un amplio sector abandonado, el de los inquilinos para los que a la fecha, ningún atisbo de solución de propone.

Y aquí, en mi pueblo, sigue siendo tema pendiente, también, el tránsito, la desorganización, la falta de reglas claras, los controles, políticas viales indispensables para ir poco a poco convirtiéndonos en una ciudad vivible.

La contaminación, de todo tipo, ambiental, acústica, visual; con qué criterio crecemos cómo ciudad, qué planes, y qué propuestas alternativas de las fuerzas que supuestamente entrarán en debate para las próximas elecciones.

Hay un rumor callado, tenue que va in crescendo a medida que se acerque el 2011 en que proliferarán las voces que luego acalla el cargo, el puesto. O al menos eso pareciera.

Está haciendo falta la discusión seria, y el compromiso.

Para finalizar y para tampoco perder la costumbre, de mis escarceos literarios, tomo la palabra de Dante, que en su Divina Comedia, dice: “El rumor del mundo (la fama) no es más que un soplo, que tan pronto viene de un lado como de otro y cambia de nombres por lo mismo que cambia de sitios (…) Vuestra fama es semejante al color de la hierba, que viene y va, y el que las decolora es el mismo que hace brotar sus tiernos tallos”.
Sería auspicioso que los políticos en ejercicio, mientras disfrutan del “verdor de la fama”, le pusieran el cuerpo a cuestiones fundamentales en pos de una mejor calidad de vida.

* Claudia Lucero es profesora de Literatura y concejal mandato cumplido.