Nuevamente, a través de una conferencia de prensa esta vez, hubo fuertes declaraciones del ex dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica de Mercedes, Héctor Vázquez, quien fuera depuesto y perseguido por la última dictadura militar. Sus críticas se dirigen al actual titular del gremio, Julio Núñez. En tanto, Vázquez habló con delegados de Borroni, ex compañeros y miembros de la Agrupación “26 de Marzo” y juntos denunciaron métodos actuales del manejo del gremio, “cargados de irregularidades y falta de democracia sindical”.

Héctor Vázquez acusó a Núñez de haber sido puesto en la UOM por el llamado Proceso de Reorganización Nacional, junto a Humberto Conde, quien ya era directivo en la misma Mesa de Conducción seccional.

El miércoles en la sede de la Asociación Judicial Bonaerense, Vázquez estuvo acompañado por el presidente de la Agrupación Metalúrgica “26 de Marzo”, Jesús Guerra, quien recibió un fallo a favor del Ministerio de Trabajo que da marcha atrás la expulsión impulsada por Núñez. También con la presencia del abogado Pablo Marsón, Vázquez contó cuando le llegó una orden para viajar a Buenos Aires y subir los cinco pisos del edificio de Paraná y Uruguay, donde era la oficina de Lorenzo Miguel, pero que ahora estaba ocupada por el teniente coronel Horacio Destéfano.

Destéfano le comunicó que tenía informes de sus actuaciones, por parte del jefe de Seguridad de Zona, general Scholaer, de ser “una persona peligrosa”. Ya en Mercedes, y apenas horas más tarde, su relato recrea a un grupo paramilitar de tareas (de civil), esgrimiendo órdenes del segundo jefe, Fernández Bustos, que le sugiere irse inmediatamente, no sólo de la sede gremial de calle 30 entre 31 y 33, sino “bien lejos de Mercedes”.

Así fue como por relaciones con una empresa que iba a construir un plan de viviendas para metalúrgicos, en terrenos municipales ubicados detrás de los monoblocks de avenida 5 (la ex Ruta 5) y ese final de la 17, terminó yéndose al sur del país, precisamente a Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut.

Sin su mamá Irma (había quedado viuda hacía pocos meses), sin su esposa Laura (quien trabajaba en la Colonia Capitán Sarmiento), sin su hija Andrea (que tenía 5 años) y sin su pequeño hijo Jorge (de 4 años), sólo, sin un techo y sin conocer a nadie, Vázquez logra conseguir empleo como electricista de mantenimiento y hasta probar en arreglo de motores de pequeños barcos, pero siempre solo, desterrado y perseguido, hasta el 30 de noviembre de 1977, cuando alguien le dice que podría reunirse con su esposa, pero allí, bien lejos de Mercedes.

“En esos días nosotros estábamos luchando contra un despido en TEDO (Talleres Eléctricos del Oeste, luego ACEC, donde hoy está Aceros Borroni). El planteo, que claramente tenía un carácter político, lo llevamos ante el Ministerio de Trabajo y esa debe haber sido la gota que colmó el vaso”, dijo Vázquez en esta oportunidad, luego de un primer contacto con medios locales que tuvo el jueves de la semana anterior y que había sido plasmado en NOTICIASMERCEDINAS.COM. También recordó la lucha desplegada por la UOM, cuando el doctor Horacio Moavro, que era el abogado del gremio, había sido apresado por la Dictadura. “El estuvo preso, lo apoyamos y eso tampoco gustó. En esa época vino un cura de bastante jerarquía y lo esperamos en la estación del ferrocarril para que pidiera por su libertad. Esas cosas por ahí hicieron que me consideraran una persona peligrosa. Antes de eso, Moavro ganó un juicio a Ducilo representando a tres trabajadores que vinieron al gremio a pedir ayuda, y fue el único que logró ganarle a una empresa grande”, enfatizó retrotrayendo en su mente, aquellas batallas por sus compañeros, como también la acción solidaria junto a la juventud activista del momento, para aportar con leche y facturas o pan, y llevarlo hasta la “Pampa Chica”, donde hoy es el barrio Marchetti.

Ahondando más en ese perfil, el dirigente recordó cuando por aquel entonces, la seccional local había tenido algunos enfrentamientos con la conducción de Lorenzo Miguel, justamente por el criterio con el que llevaba adelante la seccional, principalmente con los delegados en pie de lucha.

Allí está la afinidad que encuentra Vázquez con el proceso en un sector de la base metalúrgica y es allí, y en su oposición actual a Núñez donde coincide con Jesús Guerra, quien hoy preside la combativa “Agrupación 26 de marzo” (en memoria de la fecha en que los 180 obreros de Borroni hicieron cuatro días de huelga para que la empresa reincorpore y reconozca a los delegados, entre ellos el propio Guerra).

Irregularidades
En línea con una carta distribuida en los medios de difusión, Vázquez pidió a los metalúrgicos “que se junten y que peleen por un gremio que los defienda, porque siguen y nuestra entidad no pueden estar representada alguien que representa al Proceso Militar”, dejando entrever luego la posible convocatoria a una marcha de repudio, que podría ser este mes de julio o en agosto.

“Al actual secretario le cabe un reproche político”, dijo su abogado, doctor Pablo Marsón, consultado sobre las implicancias que puede tener este nuevo escenario metalúrgico local, en las causas legales en las que él como letrado patrocina al referente Jesús Guerra, quien espera la convocatoria a elecciones de delegados en Aceros Borroni, para las que está habilitado.

Jesús Guerra, quien fuera delegado en Aceros Borroni y luego expulsado del sindicato el 13 de noviembre de 2009, también se refirió el hecho, dando a conocer todos los trámites que con la presión de asambleas en fábrica y la pelea por la recomposición del salario de bolsillo y las mejoras en las condiciones de trabajo, mantuvieron en pie la lucha en la vía administrativa para que el Ministerio de Trabajo de Nación le extienda la resolución escrita de que fue mal expulsado.

Como le fue restituido el carácter de socio activo, afirma que tiene el derecho de presentarse a las elecciones de delegado (los mandatos vencieron el 17 de abril), ante lo cual denunció la negativa del gremio a cargo de Julio Núñez, para convocar a esas elecciones de renovación en Borroni, cuando sí en cambio fueron convocadas en otra sección de la planta que está inscripta como AB Aceros. “Fue un proceso plagado de irregularidades, donde hasta se apela a la prohibida doble sanción por un mismo hecho y que demuestra un ánimo claro de destitución y persecución política contra el delegado Jesús Guerra”, dijo el abogado Marsón al respecto. “Con una falsa acusación se lo expulsa, cuando primero se le había suspendido”, añadió, y destacó que “la Constitución prohíbe ser funcionario de una institución democrática a quien fue funcionario del Proceso”.

“El secretario de la UOM incurrió en otra irregularidad al no efectuar comunicación, a las partes pertinentes, de la resolución de aquel Congreso expulsivo del 13 de noviembre, retirarle el cargo sindical y continuar cobrándole la cuota como socio. Ante ello y el vencimiento de mandatos hemos solicitado a la Comisión Directiva la convocatoria a elecciones, pero aún no hubo llamado. También por esto hemos hecho una presentación al Consejo Directivo Nacional, como al propio Ministerio de Trabajo. Desde nuestras actuaciones se han cumplido siempre con todos los requisitos para todas las situaciones surgidas de una metodología que no tiene que ser”, expresó, por último, Pablo Marsón.