(Por Javier Moleres) Estoy seguro de que no hay un solo mercedino capaz de mantenerse indiferente ante una noticia como esta: “Se gestionó y obtuvo, la inclusión de una partida destinada al mejoramiento del Parque, se construirá una avenida costanera hasta el Puente 3 de Marzo, que incluirá la limpieza y dragado de un amplio trecho del Río Luján, levantamiento del nivel de las aguas, y todo ello complementado con obras de ornamentación y arte”.

Desde su creación en 1911 –gracias al esfuerzo de un visionario grupo de damas- el Parque Municipal fue un orgullo para todos nosotros y la avenida costanera un sueño a realizar. Sin muchos atractivos naturales de los que  podamos disfrutar y aprovechar para atraer visitantes, ya desde aquella época se decía que Mercedes podía suplir esa falta arbolando un gran predio, junto un río que también era imperioso revalorizar y conservar limpio. Pero no se ilusione, aún no llegó el momento de ver cumplidas todas las expectativas… esta noticia que transcribo apareció en Crónica, una publicación quincenal de 1937.

Y no fue la única falsa alarma. En enero de 1998, el intendente Julio Cesar Gioscio comunicó la extensión del Parque hasta el ex barrio Villa Ruiz, y en julio de 1999 su secretario Juan Carlos Benítez, afirmó que los trabajos habían comenzado y el proyecto turístico en esa zona estaba en marcha.

“Carlos Selva, Intendente 2003” anunciaba el volante, junto a su firme promesa con respecto al Parque de “enfatizar en el mejoramiento y mantenimiento sustancial en la calidad de los espacios  abiertos que puedan servir a las crecientes demandas de la población y a la nueva propuesta turística, potenciando sus componentes urbanos y ambientales, objetivo planteado en el Proyecto de Ordenanza oportunamente presentado, para que vuelva a ser el punto de convocatoria turística de esparcimiento familiar. Dicho proyecto prevé la jerarquización del mismo definiendo áreas de uso. Proyección de la Avenida Costanera como nuevo espacio verde desde la Cruz de Palo hasta el Tiro Federal”.

No sé qué opinará el lector, pero yo ahora siento como que todos nos tomaron el pelo.

El problema de nuestro Parque se reduce a saber captar la sabiduría que esconde un simple dicho popular: “Aunque la mona se vista de seda, mona queda”. Por más que en el Parque se corte el pasto día por medio, se pinten mil veces mesas y bancos, o se dejen los baños inmaculados; la “frutilla del postre”, su atractivo primordial, la razón por lo que la gente lo visita… es el río. Mientras el Río Luján siga siendo una mezcla de cloaca y desagüe de peligrosos químicos industriales, pocos van a tener el valor y el estómago para sentarse cerca a tomar mate o a instalar una carpa, nunca más se van a promover competencias náuticas como alguna vez temerariamente se intentó, nadie podrá aprovechar el fantástico balneario que jamás se utilizó, y será todo un milagro si alguien logra pescar una mojarrita, donde hasta hace tres décadas se atrapaban dorados. Es inconcebible que un gobierno –ya sea municipal o provincial- permita aún hoy tan tremendo atentado a la salud y al medio ambiente. Por no encarar obras en la red sanitaria a su debido tiempo y con la seriedad que correspondía, o por tratar de apañar o favorecer a una o dos empresas privadas, Mercedes perdió la invalorable oportunidad de convertirse en un polo de mini turismo, con la ventaja que significa estar a pocos kilómetros de Capital y Gran Buenos Aires, donde la gente huye en masa todos los fines de semana, en busca de un poco agua, aire puro y naturaleza.

Pero nuestros gobernantes no lo entendieron, como tampoco comprendieron que sin un buen sistema de vigilancia en comunicación con la policía, los inadaptados de siempre destrozarían cada noche todo el trabajo del día anterior, convirtiendo cualquier mejora en un esfuerzo inútil y en una carga mayor para los contribuyentes.

Mientras tanto, partidos vecinos como Salto, San Antonio de Areco, Carmen de Areco -con ríos similares al nuestro pero no contaminados- o Navarro -con una laguna “inventada” a partir de dos arroyitos- ganaban popularidad  y muchísimo dinero, sin descuidar el entorno que cuando ameritó declararon “reserva natural”, protegiendo así con astucia y conocimiento la “gallina de los huevos de oro”.

A pesar de ser “de llanura y poco caudaloso”, el río llega transparente y casi puro a nuestro partido y así debe salir de él. Una buena gestión de un recurso natural como lo es el río y su entorno, puede favorecer económicamente a la comunidad mucho más que cualquier industria. El flamante Director de Turismo Marcelo Melo, ha emprendido una etapa diferente, con nuevas ideas y nuevos proyectos, esperemos que esta vez se llegue por fin a buen puerto… para recuperar el tiempo perdido, para volver a enorgullecernos de nuestro Parque y su río.

* Javier Moleres es integrante de la ONG SOS Hábitat.

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