Fotos Videos Blog Profesionales ¿no carga? use firefox |
|
|
|
|||
30/08/10 (Por Walter Altavista) Espontáneo y determinante, fuerte, potente con las piernas, rápido abajo, en el comienzo y con una entrega que nadie recomendaría como táctica para cerrar una carrera, apenas pasado los cincuenta, nos dejó Norberto “Chupaleta” Limonta, la máxima estrella que tuvo el atletismo mercedino. En su juventud, en los tempranos ’70, fue campeón intercolegial en reiteradas oportunidades, representando a la Escuela Industrial, de donde, como bien dijo uno de sus entrenadores y docente de la escuela, el profesor Pedro Pasquinelli, fue cuna de muchos velocistas y atletas de fondo, sin tener una pista propia. Ganador de los torneos selectivos intercolegiales a nivel zonal, regional y provincia, fue parte de esos campeones nacionales que tuvo Mercedes en 1973 y 1974 y 1975, años (los dos últimos) en los cuales también representara a Mercedes en cuanta competencia individual de medio fondo y fondo había por la zona, o en competencia por equipos, como los Juegos Olímpicos del Salado (1974 y 1975). Con una acumulación de triunfos en un momento en el que el atletismo de calle movía multitudes de espectadores, “Chupaleta” Limonta pasó a ser uno de esos sellos con los que se identificaba a todo aquel que estaba cerca del atletismo y una referencia formativa y de emulación para todos quienes iban anoticiándose de sus hazañas. Luego pasó a ser un sinónimo de mercedino en el mundo del atletismo de la zona, de la provincia y del país. Los duelos increíbles en las pistas con el marplatense Jorge Monín, con el de Chacabuco Jorge Yeber, con Fernando Marrón o con “El Negro” Raúl Suarez de Luján (también abruptamente fallecido muy joven); más la experiencia de los selectivos intercolegiales, llevaron a Norberto Limonta a formar parte del equipo nacional de la Federación Argentina, representando al país en el plano internacional. Brasil, Colombia, Venezuela. Los Juegos Panamericanos de Bucaramanga, selectivo para los Juegos Olímpicos de Muscú, fueron un peldaño internacional que colocó al mercedino entre los máximos exponentes de la Argentina para la competencia internacional. Su máxima consagración fue en la difícil La Paz, en Bolivia, en la primera edición de lo que hoy se conoce como los Juegos Odesur, pero que en aquel momento, en 1978 se llamó “Juegos Cruz del Sur”. Allí fue donde nuestro Norberto “Chupaleta” Limonta se consagró Campeón Sudamericano en los exigentes 3 mil metros con obstáculos orillando los nueve minutos, una marca a la que nadie podía llegar ni siquiera sin obstáculos. Desde esa consagración, de la mano de Osvaldo Suárez, se concentra en el Centro Deportivo Nacional, pegadito al Tiro Federal y frente ala cancha de River, con la mira puesto en Moscú ’80. Pero la dictadura militar de entonces, alineada a los Estados Unidos, frustra a los atletas argentinos de participar con el declarado boicot, y “Chupaleta” y Mercedes se quedan sin un representante olímpico. Estando en la crema de la crema del atletismo argentino, los vecinos de enfrente ni lo dudaron y del entonces CEDENA (que hoy es el CENARD –Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), Norberto “Chupaleta” Limonta pasa a correr profesionalmente vistiendo la casaca millonaria durante algunos años en las pruebas más populares de la Argentina, con Juan Carrizo, Juan Aguiar y toda la elite de las pruebas de calle. Con la ocurrencia a flor de labios, los viajes, el vestuario, las clásicas esperas en las entregas de premios, las cenas o el sandwich para reponerse de las nocturnas como las de Ramallo, la de Pergamino o la Maratón de Reyes de Trenque Lauquen, eran un festival de chistes que “Chupaleta” descargaba con una gracia única. ¿Quién lo iba a querer? Si hasta los entrenamientos eran una fiesta, inclusive para quienes tuvimos la oportunidad de compartir con él esos momentos únicos. Humilde como los grandes, mientras estaba en River no tenía problemas de entrenar con el puñado de muchachos mercedinos que lo esperaba con la sola satisfacción de compartir con él cada reto de pretemporada (como la 79/80 y 80/81), por los pastos y las zanjas toda “la vuelta a lo Rachi más siete veces en la vuelta grande del parque viejo), con Daniel Cascallares, Julio López, Adolfo “Fito” Borda, Raúl López y quien escribe esta nota. Hincha de Independiente, en las buenas y en las malas, “Chupaleta” era un abonado al estadio de Avellaneda. Asistente a los encuentros de las peñas o cualquier tipo de reunión, donde siempre se le pedía que se quedara, “El Flaco” Limonta siempre daba las explicaciones del enorme sacrificio de levantarse a las 3 de la mañana para sacar el pan y las facturas que él mismo amasaba; primero en la panadería de su suegro en 29 y 40 y luego en la suya propia, la Panadería Roma de calle 12 entre 9 y 11. “Es increíble, a las 9.30 me trajo el pan al negocio! ¡No puede ser! ¡Con las ganas de vivir que siempre tenía!”, exclamaban incrédulos Juan y Sarita Czorny, del almacén de calle 22 bis y 105. Es que mientras recorría, sistemáticamente y sin faltar, todos los negocios de barrio en su camioneta bordó, hablando de las pre-pizzas y los productos nuevos que estaba por sacar, dejaba entrever sus proyectos y sus ganas de estar un rato largo más entre nosotros. Claro!... El tenía otra velocidad. Justo esa que le dio la rapidez de las ocurrencias o ese carácter determinante para medir y compararse ante sí mismo… como si la vida fuera una suma de acciones cronometradas… Algo así como la espontaneidad misma.
Busque más en NOTICIASMERCEDINAS.COM: Búsqueda personalizada
Noticiasmercedinas.com
- Actualizado
30.08.10 7:11 PM
|
|
||||
Mercedes - Bs As - Argentina |
|