Entre los vecinos del Barrio "La Florida" cada vez se hace más recurrente lo que alguna vez escribió el gran Gustavo Cerati: “No tenemos dónde ir…”. Tanto es así, que la pelea por la erradicación del basural, por el que por años se ha luchado, sigue estando como entonces. Peor aún, dado que se sigue arrojando basura, sin tener en cuenta las prohibiciones que pesan sobre él.

Cabe preguntarse entonces, ¿cómo es que sucede esto? La respuesta es tan sencilla como inexplicable: obedece ni más ni menos que a una actitud obstinada del Ejecutivo Municipal en seguir manteniendo un basural, que está prohibido por una Ordenanza, Leyes provinciales y nacionales. Por lo demás, sabiendo que perjudica directamente a los vecinos, exponiéndolos a riesgos sanitarios y a la destrucción de su hábitat.

Buceando en el folclore mercedino se cuenta que el Intendente estaría encaprichado desde cuando vetó la Ordenanza 6202/06 –la que ordena taxativamente la erradicación del basural– el Concejo Deliberante la ratificó en tiempos en que la oposición contaba con una mayoría circunstancial. Si esto fuera cierto, tal actitud de carácter banal, por decir lo menos, no se correspondería con la conducta que debe asumir un gobernante ante quienes lo eligieron, que por lo demás toda vez que votan renuevan y amplían el nivel de expectativas, las que se encargan de exacerbar en períodos preelectorales.
El derrotero que los vecinos han seguido los llevó a abrir un expediente en el Municipio local. En él solicitaron información ambiental, la que se les entregó tarde y parcialmente sin cumplir con lo requerido.

En noviembre del mismo año ejercieron la Banca Participativa, instancia en la que expusieron ante el Concejo Deliberante sus peticiones e hicieron una reseña de todo lo actuado hasta ese momento sobre el basurero. Tenían la pretensión de conseguir una resolución para exigir al Ejecutivo que se expida sobre el incumplimiento de la legislación vigente. No lograron nada: la mayoría oficialista votó en contra sin argumentar su decisión, lo que a juicio de los vecinos configuró un supino desprecio por sus peticiones.

En mayo del año 2009 fueron al Organismo Provincial de Desarrollo Sustentable (OPDS) con el fin de hacerles conocer sus quejas. Allí también abrieron un expediente. En este el OPDS generó un informe técnico de 5 puntos, casi todos con cuestionamientos a lo actuado por la Municipalidad de Mercedes. En el último párrafo termina diciendo: “ Por último a los fines de clarificar la información solicitada y a los efectos de dar respuesta a los vecinos de Mercedes, se reitera al Municipio tenga a bien presentar información respecto al estado de situación actual del basural a cielo abierto en esa ciudad y las medidas que se están llevando a cabo para su erradicación y tratamiento en el marco del Programa de Gestión Integral de Residuos sólidos Urbanos contemplado en la Ley 13.592 (cronograma de tareas), como así también dar respuesta a lo solicitado en nota adjunta correspondiente al exp. 2145-8189/06.”

El expediente fue remitido a Mercedes en  junio del 2009, bajo el criterio de que “…por tratarse de una gestión de residuos de carácter municipal que no involucra una propuesta de regionalización y teniendo en cuenta que las autoridades constituidas del municipio son quienes deben, primariamente,  dar respuesta a los temas que son de competencia local, se dio intervención al municipio a efectos de que se expida.” Desde entonces y por catorcemesespermaneció en la Secretaria de Salud del Municipio sin que hasta ahora se hayan realizado acciones para cumplir con la legislación. Muy por el contrario, se insiste en construir lo que denominan una “planta recicladora”, en un  lugar indebido sin tener en cuenta los protocolos ambientales, la que no podrá ser convalidada por el OPDS como organismo fiscalizador de estas cuestiones.

Por otra parte, el municipio aún no cuenta con un sitio de disposición final para los residuos no reciclables. De modo que, si tal emprendimiento se pusiera en funcionamiento, se debería entender que desde la recolección inicial los residuos serían transportados a la “planta recicladora” y desde allí vueltos a transportar al sitio de disposición final –el que por ahora no existe– cuestión que resultaría por demás onerosa.

Los vecinos de La Florida siguen sin entender qué es lo que verdaderamente impide que se encare una solución a un problema de tantos años, por el cual se ha reclamado con insistencia y se sigue agravando. Sería inoficioso insistir en los perjuicios a los que se les somete, puesto que las autoridades municipales los conocen y por ahora asumen la actitud del avestruz, la que difícilmente podrán sostener en el tiempo. Finalmente deberán cumplir con la Ley.

Luis Aros Peralta es vecino de La Florida e integrante de la Asamblea Ambiental de Mercedes