Mediante un documento desde la Casa del Pueblo quisieron dejar en claro que no se convocó a la marcha de ayer por la tarde, y mucho menos se aprobaron los volantes que circularon por la ciudad convocando. “Solamente les prestamos el lugar para concentrarse antes de la marcha pero por culpa del volante se generó mucha confusión, como si tuviéramos intenciones de politizar la movida”, indicó José Luis Pisano.
En el comunicado, titulado “Algunas aclaraciones sobre los últimos hechos de violencia”, se puede leer:
Los integrantes de la Casa del Pueblo queremos manifestarnos respecto a las situaciones vividas en nuestra ciudad estos últimos días.
En primer lugar queremos aclarar que no hemos sido nosotros quienes convocaron a la marcha realizada el día viernes 24 en la plaza San Martín, sino los mismos familiares y amigos de Jonathan, nosotros solamente pusimos a su disposición nuestro espacio físico como lugar de encuentro para poder desde allí organizarse para marchar.
Creemos necesario aclarar esto debido a la circulación de volantes que convocaban a dicha marcha con consignas que no fueron elaboradas por nosotros, pero en donde sí figuraba como lugar de encuentro la Casa del Pueblo, lo cual generó algunas confusiones. Nunca fue, es ni será nuestra intención politizar las manifestaciones de este tipo y mucho menos que a partir de estas se generen nuevos actos violentos, pero sí creemos que nuestro espacio debe ser abierto a todos quienes lo necesiten, como lo fue en este caso. Como sucedió meses atrás con el caso Duarte, manifestamos que rechazamos todos los actos de violencia ejercidos desde cualquier ámbito, dejando en claro nuestra postura en el documento elaborado oportunamente, que a continuación transcribimos.
Creemos que estos hechos deben hacernos pensar en quiénes son los responsables de que vivamos en permanente estado de alerta. Debemos ver un poco más allá de los actores materiales de tan aberrante crimen, de cómo y por qué estos jóvenes son capaces de llegar a situaciones tan límites, sin antes pensar un segundo en las posibilidades reales de provocar una muerte.
En la actualidad podemos observar que la violencia es un componente cotidiano en la vida de las sociedades y Mercedes no es, en ese sentido, lamentablemente, una excepción. Ninguna ciudad o pueblo argentino escapa de la realidad social, económica o cultural en la que estamos sumergidos desde hace mas de 30 años, realidad que tiene sus orígenes en la dictadura militar más violenta y sangrienta de nuestra historia, inculcando el terror y el miedo y dando comienzo al “no te metas” y “nada puede cambiar”, frases que fueran profundizadas en los noventas, donde se fortalecieron las políticas neoliberales de entrega de nuestro patrimonio económico y cultural, permitiendo que las riendas del país las maneje el mercado internacional y los banqueros, desarticulando el rol que debe tener el Estado y sus instituciones de contención social, pero siempre utilizando las herramientas que mantuvo (por ejemplo, la escuela) con el fin de cimentar un pensamiento individualista, egoísta, incapaz de realizar críticas y por sobre todas las cosas deshumanizante, con el objetivo de mantener este proceso de entrega que aún sigue vigente.
Con esto queremos decir los hechos de violencia ocurridos en Mercedes y que se repiten en todo el territorio del país, fueron y son generados desde estructuras que superan a los propios jóvenes y sus padres, sin decir con esto que no haya responsables sobre estos hechos puntuales, sino que la violencia esgrimida por estos jóvenes tiene orígenes mas profundos que solamente la educación que reciben en su casa y escuela, ya que ellos están en permanente relación con diferentes actores de la sociedad, ellos caminan por las calles y ven como discuten los automovilistas, como desprecian y se faltan el respeto las autoridades políticas y judiciales, como los medios de comunicación manipulan la información, como la policía reprime sin necesidad y así infinidad de sucesos y actores.
Manifestamos nuestra posición reafirmado que la responsabilidad es de la sociedad en su conjunto y que el Estado no puede estar ausente ni hacerse el distraído frente a estos hechos, que debe buscar las herramientas necesarias para solucionar estos problemas, que no son de índole éticos o morales, sino culturales, políticos y económicos. La solución no esta a la vuelta de la esquina y tampoco estará solucionada a fin de este año, pero si realmente hay interés en buscar la solución, debemos todos los actores de la sociedad ser concientes de que es necesario que cada uno aporte su grano de arena en la búsqueda de una repuesta proyectiva, pero por sobre todas las cosas creemos necesario que se debe tomar una decisión política al respecto, que sea de carácter preventiva e inclusiva, rechazando toda medida de carácter represiva.
Nuestros jóvenes necesitan ser integrados y escuchados en todas las instancias de esta búsqueda, como así también apoyarlos en todas aquellas iniciativas inclusivas que ellos propongan.
Es necesario que tomemos conciencia como sociedad de la necesidad de formar niños y jóvenes solidarios, que respeten y amen la vida por sobre todas las cosas, que sean capaces de luchar por las injusticias que viven a diario, y nosotros como adultos realizar la autocrítica que nos corresponda.