Una nueva misa y reunión anual de un grupo de mercedinos que cada 4 de octubre celebra su fe y devoción a San Francisco de Asís tendrá lugar este lunes.

“Ya estamos en los 61 años de la creación de aquella gloriosa sección de aspirantes que funcionó en pleno en el entonces Seminario Pío XII. Si Dios quiere nos encontraremos el lunes 4 de octubre a las 19 horas en la parroquia San Luis, de 24 entre 15 y 13, de Mercedes, para participar de la misa unidos en la oración por los del grupo San Francisco que ya no están”, indicaron los integrantes de este grupo.

“A la salida de misa decidiremos el lugar de reunión, donde como todos los años recordaremos historias vividas en este maravilloso grupo”, agregaron.
 
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Vida de San Francisco
Nació en Asís (Italia), en el año 1182. Después de una juventud disipada en diversiones, se convirtió, renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a Dios. Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. Dio a sus seguidores unas sabias normas, que luego fueron aprobadas por la Santa Sede. Fundó una Orden de frailes y su primera seguidora mujer, Santa Clara que funda las Clarisas, inspirada por él.

Ciertamente no existe ningún santo que sea tan popular como él, tanto entre católicos como entre los protestantes y aún entre los no cristianos. San Francisco de Asís cautivó la imaginación de sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio radical. Llegó a ser conocido como el Pobre de Asís por su matrimonio con la pobreza, su amor por los pájaros y toda la naturaleza. Todo ello refleja un alma en la que Dios lo era todo sin división, un alma que se nutría de las verdades de la fe católica y que se había entregado enteramente, no sólo a Cristo, sino a Cristo crucificado.

Decretado como el santo patrón del medioambiente, la ecología y de los animales, los últimos años de la vida de San Francisco de Asís no sólo fueron un intachable modelo de devoción religiosa, sino un ejemplo de una armoniosa existencia en la Tierra. Él era amigo del hombre y de la bestia, admirador del sol y la naturaleza y un pacifista en todo el sentido de la palabra. San Francisco de Asís no estaba simplemente en paz con los hombres: estaba en paz con todos los seres vivientes, con toda la hermosura que sus ojos podían contemplar.