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24/10/10 Si alguien visitara nuestra ciudad y se le ocurriera preguntar sobre los deportes que en ella se practican, cualquier mercedino –con lógico orgullo– sería capaz de enumerar un sinfín de disciplinas, incluidas algunas tan poco comunes como el senderismo, la arquería, el canotaje, el paracaidismo y el vuelo en parapente, paramotor y ultralivianos. Lo que a nadie se le ocurriría seguramente mencionar sería el buceo. Dado que requiere de aguas claras y profundas, es difícil imaginar que esa actividad se pueda desarrollar en los dos metros de agua sucia con que contamos bajo la “pasarela” del parque. Pero muchas veces la naturaleza, en su lucha por remediar los desastres causados por el hombre, nos depara gratas sorpresas. Hace diez años, la extracción de tierra greda para la construcción de la autopista, dejó a orillas del arroyo Balta dos tremendos “agujeros” que pronto se inundaron. Como hemos visto en otros casos similares, normalmente a la naturaleza le toma un tiempo colonizar esas cavas con el cóctel de microorganismos necesarios para evitar la descomposición del agua y favorecer el desarrollo de la vida. Pero esta vez, en una de ellas y como si se tratara de la probeta de un laboratorio, la madre naturaleza realizó un experimento diferente y de resultados casi inmediatos. A la mezcla de bacterias encargadas de degradar el exceso de materia orgánica muerta en los sedimentos, le sumó la acción purificadora de una planta acuática, que se multiplicó hasta cubrir el fondo por completo. Ceratophyllum demersum se denomina el vegetal -más conocido como “cola de zorro”- y tiene la particularidad de ser muy resistente, de gran capacidad de adaptación al medio y rápido desarrollo. Sus tallos alcanzan el metro y medio de alto, brindan refugio a los alevines, aportan el oxigeno necesario para los peces y consumen gran parte de los nutrientes, metabolitos y nitratos, eliminándolos e impidiendo que las algas puedan alimentarse y desarrollarse, lo que deriva en una mayor claridad del agua. Como resultado del “experimento”, los mercedinos contamos en pocos meses con un ecosistema increíble, un hábitat acuático claro, frío y profundo, invadido por más de diez especies diferentes de peces -gracias al canal que comunica con el arroyo- y gran cantidad de aves y mamíferos. No solo podíamos ya practicar buceo, sino la variante más interesante de este deporte que es la investigación y recolección de datos sobre la flora y fauna subacuática, hecho sumamente novedoso, ya que son pocos los reservorios de agua dulce en igual latitud, que por su claridad permiten sumergirse para observar, fotografiar y filmar en video. En suma, una oportunidad única para Mercedes de recibir estudiosos de todo el país para realizar trabajos científicos de este tipo, que se sumarían a los paleontológicos ya concretados por investigadores locales. En el año 2006, personal del Museo Carlos Ameghino atento a “la notable biodiversidad y al asombroso paisaje que se desarrollara en el ambiente de esta cantera” presentó un pedido para que la misma fuera declarada Reserva Natural y Paleontológica. El proyecto de Ordenanza fue aprobado por fin el 22 de enero de 2007 (con el número 6308/07), comprometiéndose el Municipio a concretar las obras necesarias para resguardar el lugar. Hoy, después de años de trabajo y gestiones administrativas por parte del Museo y algunos colaboradores, el servicio de vigilancia -un simple cuidador o encargado- aún no se implementó. La Reserva está prácticamente abandonada al accionar de los vándalos y de los malos pescadores y cazadores, que lejos de ser deportistas son “depredadores irresponsables”. Con redes y mediomundos eliminaron cualquier vestigio de vida en las cavas y a tiros terminaron con patos, cisnes y cormoranes. ¿Qué extraño y perverso maleficio pesa sobre Mercedes, para que tantos proyectos originales, innovadores y con potencial turístico, queden siempre en el olvido? La ampliación del Parque y la Avenida Costanera, el balneario, el Espejo de agua, el Jardín Botánico, la reconstrucción del Fuerte, el nuevo Museo Paleontológico, las reproducciones a tamaño real de la fauna prehistórica… y ahora la Reserva del Arroyo Balta, un paraíso perdido, otro sueño que no se hizo realidad.
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Noticiasmercedinas.com - Actualizado 24.10.10 8:01 PM |
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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