Culminada la Vuelta a San Juan fue tiempo de regresar a Mercedes, Darío Oliva (34) y su seguidora e incansable familia emprendieron el viaje de regreso después de haber disfrutado de la carrera más rápida de los últimos 10 años. El ciclista sobre la ruta y los demás desde abajo aportando lo suyo, pasaron solo tres días y algunas horas y los recuerdos se mantienen intactos “fui a San Juan para tratar de agarrar ritmo en etapas, pasa que empecé de nuevo en abril y no tenía eso que lograba año a año. El objetivo fue tratar de rodar adelante el mayor tiempo posible y ver que pasaba con el cuerpo con el correr de los días” contó Oliva, que de movida no se bajó del grupo mayoritario pese a los 49 km/h de promedio en la primera etapa.

“En Pocito y 9 de Julio fueron las más rápidas, desde la bajada de bandera se salió muy fuerte y enseguida los intentos de fuga que los agarramos sobre el final. Allá se rueda a 60 viento a favor y 50 en contra, después en los embalajes se llega a 72 o 74 km/h, impresionante la velocidad. Pasa que al viento no lo sentís, no es como acá cuando salís a la ruta”. La que pasó no es la primera vez que Darío va a San Juan, ya lo hizo con Bragado y luego se sumó al Macrometal Vea y posteriormente al conjunto de Pocito, formaciones donde dejó muchos amigos y conocidos, sobre esto decía: “uno a dejado una buena impresión, todos se acercaban a saludarme. En el abastecimiento estaba papi (Héctor) y Vale (su esposa) y muchas veces no se puede bajar a buscar agua, en el pelotón muchos me dieron caramañolas y eso para mí es dejar algo bueno”.

Consultado como se fue sintiendo con el correr de los km el pedalero expresó: “las primeras etapas venía un poco duro de piernas y con dolores, ya en la contra reloj me repuse y para el jueves cuando me levanté ya estaba bien. La subida al Colorado es la etapa más dura, en los primeros 60 km se empezó a romper el pelotón y lo que quedó fue llegar, me recuperé bien al solo estar dedicado a la carrera. Terminaban las etapas y podía descansar bien” relató Oliva.

El octavo día, sin descanso de por medio, llegó a la Vuelta con la etapa de la circunvalación, hasta un día antes venía entre los de adelante y llegándose a meter en los sprints. Otra táctica empleó el domingo “No iba tirarme a embalar, estaba Cancio que corría para Forjar y me habló de rodar la carrera adelante en escalera, era sabido que los otros iban a salir a buscar. Cuando faltaba una vuelta pinché, empecé a sentir la bici pesada y cuando vino la moto a cambiar la rueda delantera la caravana se había ido” se terminaba la carrera  con un objetivo cumplido, 1000 km sobre la bicicleta y un ritmo que le permitirá viajar rápido en la llanura bonaerense.

-¿En San Juan ya charlaste algo sobre la Doble Bragado?
- Sí, allá hablamos sobre lo que vendrá, se va a trabajar para que la gane Sebastián Cancio que el año pasado quedó segundo y este la quiere ganar. En las etapas habrá que levantarle el sprint a la “Zorra” (Fernández) y Cancio también se va a tirar a bonificar y a tirar fuerte la crono.

-¿Qué tenés pensado en cuanto a carrera de acá a la fecha de largada?
- El sábado tengo ganas de ir a Lobos, me voy pedaleando, corro y vuelvo en bici para meter unos cuantos kilómetros. Ya la semana que viene entre miércoles y jueves vamos a cortar con el fondo, igual ahora lo que queda es muy tranquilo y estar horas arriba de la bici.

Son días los que quedan para la bajada de bandera en Tres de Febrero, Darío también piensa a la contra reloj del sábado 5 de febrero donde quisiera poder contar con la rueda trasera tapada, y poder ganar segundos en una especialidad que no es su fuerte. Sobre el final hizo un acotado pero claro balance desde su vuelta a ciclismo “tuve buenos resultados con el poco tiempo que pedaleé, me ha costado menos llegar que otra veces y por ahí es que me lo tomo con la cabeza más fría. Nunca tuve la suerte que me llamara Cancio, en San Juan tuve otra propuesta, yo ya había dado mi palabra” expresó Oliva quien se a ganado un nombre en el pelotón.

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