En el acto aniversario de la Unidad Penal Nº 5 de Mercedes que se llevó adelante en el día de ayer, a 134 años de su creación y con la presencia de varias autoridades del Servicio Penitenciario y fuerzas de seguridad, así como de la comuna y otras entidades de la comunidad, uno de los momentos salientes fue el racconto histórico que hizo el convecino Alejandro Molle, quien es integrante del Archivo Histórico Judicial de Mercedes.
En sus palabras, recordó hechos salientes de la vida de la institución penal y además mencionó a varios de los detenidos políticos que en distintas épocas fueron alojados allí, entre ellos al recientemente fallecido arzobispo Ogñenovich y a Martín Caracoche, quien fuera presidente de la Comisión Municipal de la Memoria hasta hace poco, cuando también falleciera. También menciona la actuación del literato José Hernández en su faz como legislador, contando una anécdota vivida en el ex Hotel Nogues, algo al menos llamativo para la historia local.
Molle recibió aplausos y felicitaciones por su trabajo, que a continuación y merced a su gentileza, se publica.
“Recuérdase en este acto el 134 aniversario la jornada inaugural del núcleo de este edificio espacio del cual el Presidente Avellaneda dijo que estaba mandado a ser el recinto apto para la reinserción de aquellos que habían infringido la ley.
En 1854 al ordenar el Poder Ejecutivo la instalación temporaria –repito, temporaria– en esta localidad de un juzgado del crimen, el juez designado Dr. José María Irigoyen, hizo ver al gobierno provincial del Dr. Pastor Obligado la necesidad de contar con una cárcel destinada al alojamiento de los que habría de procesar. En mérito a ello, el gobierno del Dr. Obligado a través del Ministro de Gobierno, Dr. Ireneo Portela, dispuso el 21 de julio de 1854 la primer norma organizativa y reglamentaria a la que debía atenerse el nuevo e imprescindible organismo carcelario, el cual actuaría como apéndice del Poder Judicial.
Pocos días después se acomodaron instalaciones en los fondos del predio de pertenencia del Juzgado de Paz. El referido espacio corresponde a una parte del actual Palacio Municipal, y más precisamente donde está el Museo de Sitio.
La cárcel así habilitada en agosto de 1854 tenía una característica: la de alojamiento de procesados, porque luego de confirmada toda sentencia condenatoria el juez actuante derivaba al condenado –vía Ministerio de Gobierno– a trabajos forzados, a las líneas de frontera, a la cárcel porteña, o a la ejecución de su muerte en la localidad de comisión del delito enrostrado.
Al disponerse en 1867 la construcción de un edificio destinado a la Corporación municipal y Juzgado de Paz, reportó la consecuente y obligada demolición de las añosas estructuras, y devino necesario alquilar una propiedad optándose por la de Pedro Pablo Martínez, en la esquina de 29 y 26, hoy un baldío. En los autos sucesorios de Martínez, aparece en el cuerpo general de bienes las características que poseía la casona e incorporación que contaba al fin de su cometido.
A raíz del traslado que debía efectuarse a la propiedad de Martínez quedó labrada una actuación administrativa –expediente que posee la Sección Histórico Judicial Mercedes– donde, además de contar con la nómina de los detenidos, surgen las refacciones y adecuaciones realizadas al inmueble.
Este segundo edificio carcelario fue suplantado en 1877 al concluirse la construcción de esta casa.
La singularidad de las instalaciones atrajo el interés de las autoridades, por cuya circunstancia se invitó al Presidente de la Nación, Dr. Nicolás Avellaneda, para que asistiera al acto. Componían la comitiva presidencial el Ministro de Guerra, Dr. Adolfo Alsina, el Gobernador de Buenos Aires, Dr. Carlos Casares, el Ministro de Gobierno, Dr. Vicente Quesada, el diputado provincial José Hernández (el autor del Martín Fierro) y el arzobispo porteño Monseñor León Federico Aneiros, prelado que bendijo la novel unidad.
Luego del acto celebrado el Presidente de la Cámara de Apelación, Dr. Manuel Langhenim, ofreció un banquete en el Hotel Nogués (sito entonces en 25 y 12). A la hora del postre el diputado José Hernández en encendidas palabras requirió la compra de un inmueble para funcionamiento específico del Departamento Judicial, propuesta que se materializó de inmediato al adquirirse una casa en la esquina de 27 y 26, constituyéndose en el primer inmueble propio del Poder Judicial.
Un largo historial cuenta esta casa: fugas, conatos, motines y hasta la de albergue de detenidos políticos tanto en períodos constitucionales como de facto. Entre algunas de aquellas personas que recuerdo y de las que poseemos documentación están, por ejemplo, durante el gobierno del Presidente Agustín Justo, la del periodista Raúl Bustos Berrondo, director del diario El Oeste. Más tarde en el gobierno peronista, la del periodista Alfredo Ghiglione a la sazón Presidente de la Convención provincial de la UCR, del Dr. Enrique Bulit Goñi, Presidente del Comité local de la UCR, de los sacerdotes Juan Requena, Santiago Fox y Emilio Ogñenovich, luego obispo y arzobispo de Mercedes. Y en la Revolución Libertadora, el Dr. José Romaniega, ex Intendente municipal de esta ciudad. Posteriormente, en 1976, el Presbítero Juan Angel Dieuzeide y los convecinos Guillermo Ricca, Martín Caracoche y Olivella, entre otros.
Algo debo desmitificar: en esta casa y en ninguna de las dos que la precedieron estuvo detenido Juan Moreyra, ya que el homónimo que descansó por un tiempo en alguna de las celdas ocurrió mucho después de la muerte del primero en Lobos en 1874.
Hoy, este inmueble ya debería haber sido prescindido y declarado Monumento histórico provincial, sin embargo y pese a la donación efectuada por el municipio de una fracción suburbana para su reemplazo, no vemos perspectivas inmediatas para su concreción.
Señoras y señores creo que con estas palabras he tratado de dar respuesta a la invitación formulada”.