“Conversión, oración y caridad” fueron los tres temas principales de la homilía dada por el arzobispo Agustín Radrizzani, este miércoles de ceniza, en la misa vespertina que presidió en la parroquia San José en el inicio de la Cuaresma.

El templo de Pasaje Antonelli y Avenida 29 estuvo repleto de fieles y concelebró la misa, junto al máximo referente religioso de la Arquidiócesis de Mercedes - Luján, el padre Federico Lagoa.

En este día de ayuno y abstinencia, los presentes participaron de la imposición de las cenizas, que se elaboraron a partir de la quema de los ramos del Domingo de Ramos del año pasado, bendecidas y colocadas sobre la frente de los fieles como signo de la caducidad de la condición humana, signo penitencial, y signo de conversión, nota dominante durante toda la Cuaresma. La imposición fue realizada por Radrizzani y Lagoa sobre los fieles haciéndoles una cruz y diciéndoles “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.

A la hora de dirigirse a los fieles, y tras la lectura del Evangelio, Radrizzani recordó, entre otros conceptos, una anécdota de su juventud: “Yo preguntaba cómo podía rezar, entonces un sacerdote me dijo: ‘Agradece a Dios por todas y cada una las cosas buenas que tienes en tu vida, así estarás haciendo oración’”. El arzobispo estuvo en la misa sin su mitra y sin su báculo, para indicar el sentido de despojo de todo lo que puede ser apariencia, y “para que las personas estén centralizadas en Jesús, luz del mundo”, según él mismo indicó.

Tras la misa, los religiosos saludaron en el altar a los fieles, y el arzobispo de Mercedes - Luján dijo a este medio sobre los tres conceptos escogidos en su homilía: “Me parece que centralizan el mensaje de la Cuaresma, en el que está incluido el ayuno, la mortificación, la lectura de las Sagradas Escrituras. Dios nos invita a la conversión para iniciar una vida nueva con el Resucitado, la oración nos hace sentir unidos a Dios y eso se refleja en la caridad. En lugar de pegarles hay que mimarlos a nuestros hermanos”, dijo.

Por otra parte, destacó la importante participación de la feligresía: “Hubo mucha gente, la Iglesia repleta, eso da alegría. Se ve que es una parroquia viva, la comunidad sabía que hoy era miércoles de ceniza y la Cuaresma comenzó con todo”, expresó Radrizzani.

En cuanto a su llegada al barrio San José, puntualizó: “Quiero ir también a Suipacha, donde el sacerdote está bastante enfermo. Hoy vine aquí porque me quería encontrar con Federico, dudé de estar en Catedral o en San Luis pero decidí estar aquí”.

Por último, en un mensaje especial a los lectores de este medio, el arzobispo Radrizzani recalcó: “Que le pidamos al Señor la gracia de la fascinación de Dios, la fascinación del Evangelio, eso nos insta a la conversión. Cuanto más llegamos a amar a Jesús, tanto más fácil nos resulta el dejar una vida que se opone al Evangelio. Aquellas personas que viven por Jesús viven alejadas de cualquier tipo de egoísmo, sobre todo del poder, el placer y el tener. El enamoramiento de Jesús nos hace personas nuevas, y nuestras familias están contentas cuando nosotros no somos egoístas sino que somos personas que viven la caridad. La Cuaresma nos invita a vivir unidos a Jesús, y eso es vivir en caridad”.

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