En su homilía en este 25 de mayo, en el solemne “Te Deum” realizado en la basílica Catedral de la ciudad de Mercedes, Monseñor Agustín Radrizzani, arzobispo de Mercedes Luján, se refirió a las inminentes elecciones y a lo que se espera de los candidatos que aspiran a ejercer el mandato constitucional dado por el pueblo con su voto, a la vez que marcó, entre otros conceptos que “si amamos verdaderamente, nos enriquecemos todos”.

A continuación la homilía completa dada por el arzobispo de Mercedes Luján este miércoles por la mañana ante los fieles:

Queridos hermanos todos:

Estamos dando gracias a Dios ante este nuevo aniversario de la revolución de Mayo.

Invocamos a Dios porque nos reconocemos sus creaturas, obra de sus manos y sabemos, porque Jesús, Dios mismo hecho hombre, así nos lo ha enseñado, que además de “fuente de toda razón y justicia”, como lo reconocemos en nuestra Constitución, es nuestro Padre que nos ama, que quiere lo mejor para sus hijos y que nos provee los medios en nuestra naturaleza humana y nos ayuda fundamentalmente con su Gracia, con su favor, para que alcancemos lo que más conviene, lo que nos hace verdaderamente felices.

Alabamos y damos gracias a este Padre misericordioso que nos atrae siempre hacia sí, por los inmensos beneficios con que ha bendecido a nuestra tierra Argentina. En primer lugar reconocemos el beneficio de la fe, que nos permite mirar más allá de las realidades materiales, muchas veces adversas. También agradecemos los dones naturales extendidos por el vasto territorio nacional, enriquecido con variedad de climas y suelos, que permiten el trabajo honrado y digno para ganar el pan cotidiano. Nuestra gratitud también se dirige al Padre por todos los habitantes de este país: distintas culturas, razas, credos que permiten una diversidad donde, si amamos verdaderamente, nos enriquecemos todos.

Todos estos dones y tantos otros que podríamos enunciar, son para cada uno de nosotros también una responsabilidad. Como pueblo argentino tenemos próximamente un ejercicio de la responsabilidad que nos posibilita el sistema democrático, como lo es el voto con que elegimos a nuestros representantes para gobernar. Con el voto promovemos los derechos de la sociedad, el interés nacional y el bien común. Con el voto decimos a los demás que estamos de acuerdo con lo que el candidato  y su partido han prometido desde la campaña. Cada ciudadano ejercerá su responsabilidad eligiendo a quienes hayan afirmado principios que permitan una convivencia honesta y se comprometan a cumplimentar las aspiraciones de sus hermanos.

De los candidatos esperamos que estén verdaderamente comprometidos con el bien común y por lo tanto con proyectos que promuevan mejor educación, más salud y bienestar para la población (viviendas dignas, disminución de los niveles de pobreza y marginalidad, la implementación de leyes que permitan la desaparición o al menos la disminución de la inseguridad). Deberán evitar, aquellos que se propongan como gobernantes, toda vinculación con las lacras sociales como lo son la droga, el juego, la trata de personas, con la convicción de que el dinero mal habido no puede ser garantía de una sana convivencia. En tal sentido deberán combatir la corrupción, el desempleo y toda política que atente contra la moral y la paz social. También será importante el pasado de los candidatos: ha de ser garante de la capacidad para la función pública, con respeto por las minorías, sinceras actitudes, compromiso con los sectores populares y honestidad en la conducción de la propia campaña electoral.

Será fundamental que detrás de un candidato haya un partido, que será el que presente las propuestas que más nos interesan porque defienden las aspiraciones más sanas de nuestro pueblo: la defensa de la vida, como principal derecho humano, desde su concepción hasta la muerte natural. Que asegure la dignidad de la persona, la justicia y la paz para todos. Un partido político democrático no ha de temer al debate, se ha de regir por los valores de la familia, el trabajo, la amistad social, la honestidad y el respeto por las creencias religiosas que sintonizan con la ley natural. En este sentido hay que promover reuniones para el dialogo familiar, grupal, en las escuelas, en las universidades, en las sociedades de fomento y particularmente en los medios masivos de comunicación social, como son la radio y la televisión.

Vivamos con esperanza este particular año de nuestra bicentenaria historia. Una esperanza que nos permita soñar con mayor calidad en los servicios, con el combate del desempleo, la inclusión social de los más pobres y marginados, una reforma agraria que favorezca a toda la población, una reforma fiscal progresiva que promueva la industria nacional, una mayor seguridad y todo aquello que necesita nuestro pueblo.

Con nuestro compromiso social iluminado por la fe, apoyemos todo aquello que sea para el bien común y también estemos atentos para fiscalizar que se cumplan los compromisos de campaña y así avanzar hacia un país más humano, más fraterno, más libre, que es como decir más acorde con los valores del Evangelio.

La Santísima Virgen de Luján, patrona de nuestra Patria, nos ayude a vivir este tiempo con un corazón agradecido y con un compromiso verdadero.

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