Con lágrima de emoción, Adrián Marenco cruzó la meta en el Ironman de Brasil. Uno de los dos triatletas mercedinos que fue parte de la prueba (el restante es Sebastián Adorno quien también completó) empleó un tiempo de 11 horas 17’ tras cumplir con las etapas de natación, ciclismo y pedestrismo. Dentro de la categoría, de aquellos hombres de 40 a 44, se mezcló entre los 400 y los casi 2000 que animaron la por demás de exigente competencia. Además, como para darle un marco internacional, hubo representantes de distintos países del mundo.

Desde las 7 de la mañana del domingo 29 de mayo el sueño comenzó a ser realidad, fueron 3800 metros de natación en la orillas de Florianópolis (Brasil), en el agua Marenco estuvo 1 hora 11’ 59” para emprender una corta carrera en busca de su bicicleta de Tría. En la ruta rodó durante 5 hora 50’ 11” para los 184 km a un promedio de 32 km/h, para el final fue el turno de los 42 km de pedestrismo que los completó en 4 horas 14’ 55” para totalizar 11 hora 17’ 5” y ver el objetivo cumplido, correr un Ironman. En la categoría Adrián se clasificó 110º y 592º en la General.

Ya de regreso en Mercedes, felíz con la experiencia vivida, quien hace más de 10 temporadas practica el triatlón decía: ““Me salieron bien las tres cosas, el agua estaba bastante complicada y algo picada con un cierto oleaje que molestaba un poco, de echo Andrés Román (corredor lujanense) terminó golpeándose contra unas rocas. Yo no llegué a eso, cruce en diagonal, el agua no estaba como el jueves o viernes que se mostraba como una pileta, entramos a nadar y el mar estaba planchado” contó Adrián, mientras repasa en su computadora los tiempos, a su vez mira su reloj deportivo y resalta las calorías perdidas, los promedios de pulso y las distintas velocidades según el terreno que encaró.

La bicicleta descansa en el living de su casa, todavía con el número colocado en la vela. En la previa de aquellos entrenamientos en Ruta 42 y 5 los permanentes pinchazos le pusieron en duda si correr con tubos, en Brasil todo estuvo a favor, solo una vez tuvo que colocar la cadena cuando se apresuró a cambiar el plato junto a el paso de piñones. De aquel tramo de ciclismo Marenco lo recuerda una y otra vez: “Lo que fue la bici la primera vuelta estuvo muy buena, la segunda se levantó viento y costó un poco más, en parte se iba por la costa y después por dentro de la ciudad. Había un tramo con mucha subida, una de 8 km que lo hacíamos varias veces, se bajaba muy fuerte, me quedó una velocidad mínima de 12 km/h y una máxima de más de 70 km/h” relató el mercedino.

El correr de los kilómetros lo fueron incentivando, mucho más cuando tuvo el aliento de un grupo de amigos y su padre que llegó a Florianópolis para seguir de cerca el Ironman. “Iba reservando fuerzas al saber que venía un tramo complicado. Si bien hice una maratón de 4 horas, donde podría haber apretado un poquito más es en ciclismo, pero tendría que pedalear a menor velocidad. En la parte del trote había muchas subidas que las caminé como lo hacía todo el mundo” dijo y continuó: “yo físicamente estaba bien, la disfruté a toda la carrera, sabía que físicamente estaba a punto y lo que tenía que administrar es la fuerza en cada una de las etapas”.

-¿Valió la pena entrenar tanto, no?
-La verdad que sí, me acordaba lo que había echo acá en los puentes. Es la única manera que hay, es entrenar a mucha conciencia y después no te queda otra que mantener la dieta y durante la carrera comer sistemáticamente, aunque no tengas ganas también tomar agua, eso creo que es la clave.

Allá por abril del 2010 le comunicaba a su entrenador la decisión de querer ser parte de un Ironman, fueron duros entrenamientos en los que hubo dos Medios, una maratón de 42 km y los Short de Tigre, La Plata y alguno más que muestra el calendario nacional. Más allá de seguir la rutina al pie de la letra, mucho tuvo que ver lo anímico “Traté de ser siempre muy optimista, positivo, fui con buenos pensamientos, sobre todo en la maratón que ya uno empieza a decaer, es normal ese dialogo interno que uno dice de me falta mucho, es tratar de disfrutar todo el tiempo que fue un poco lo que pasó”. Adrián dice que no se cuestionó su participación, vivió con alegría y mucho esfuerzo el Ironman 20111 del Florianópolis, una meta con la que sueña cualquier triatleta, de regreso con su familia descansa y no para de recordar cada kilómetro, el deporte lo atrapa.  

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