Las aguas del Río Luján, turbias y pestilentes por su carga de líquidos cloacales e industriales, siguen siendo además depositarias de la más variada y asquerosa “colección” de desperdicios.

Inútiles fueron los intentos de concientizar a la comunidad sobre la importancia de preservar un recurso natural tan valioso e irreemplazable como el agua. Hoy es innegable que las dos décadas invertidas en la tarea por varias ONG ambientalistas no produjeron ningún cambio.

Imposible sería enumerar la infinidad de “porquerías” que se pueden ver a lo largo del cauce y las orillas del río a su paso por Mercedes. Bolsas con residuos domiciliarios, alambres, centenares de pañales, plásticos de todo tipo, cubiertas de autos, chatarra de electrodomésticos y animales muertos, conforman la espantosa y macabra exhibición.

Pero, quizá con la sola intención de probar nuestra capacidad de asombro, siempre hay un vecino que logra destacarse con un vuelco aún más extraño y peligroso. Por si acaso las fotos que acompañan esta nota no fueran del todo claras, describiremos el hecho: la montaña situada sobre la margen derecha del curso -en contacto con el agua que deberíamos proteger- está conformada por alrededor de 100 kilogramos de salames y/o chorizos en descomposición, entremezclados con vísceras y cúmulos de grasa animal.

El avanzado estado de putrefacción de los chacinados y el hedor  que desprenden, seguramente representan un espectáculo difícil de olvidar para los turistas que visitan la famosa Pulpería cercana al lugar.

Posiblemente el responsable de semejante atropello actuó por ignorancia, y en ese caso será necesario de ahora en más, controlar, guiar y corregir la actividad de los criadores de cerdos y productores de chacinados artesanales.

Además, las ONG ambientalistas hace años que venimos bregando por la implementación de un sistema de vigilancia sobre ambas márgenes del río, con personal a caballo (para mayor movilidad) que las recorra diariamente y a toda hora, a fin de evitar este tipo de desmanes y algunos hechos delictivos, dentro y fuera del Parque Municipal.

Mientras tanto, el río seguirá esperando que la comunidad lo valore tal como lo que es: “un recurso natural indispensable para la vida”…  y comience de una vez a tratarlo como se merece.

* SOS HÁBITAT es una organización no gubernamental ambientalista de Mercedes