Es algo casi obvio que las elecciones agravan lo que ya es habitual en el kirchnerismo: las luchas de camarillas. Está en la genética misma del mismo como en la de todo partido capitalista surcado por intereses a veces rayanos con la mafia. Ejemplo de esas pugnas es el aterrizaje vía ANSES del ignoto Ustarroz en el marco de una lucha de aparatos pocas veces vista. A veces las peleas son sordas, entre bambalinas, y a veces son declaradas. Hasta ahora el rol de arbitraje parece venir correspondiéndole a la viuda de Néstor.

La situación del intendente Selva es la que es. Aun así, muchos parecieron confirmar vía un diario nacional que asistimos a una pelea que en Mercedes disputa un round importante, radiografiando el entramado de la camarilla que apadrina a Ustarroz. Sí sorprendió a muchos comprobar que la artillería desplegada en el pago no tiene correlato a otros distritos. Un  rejunte de razones familiares y otras yerbas ha determinado que sea Mercedes el lugar elegido para que este entramado político familiar deje a Selva desautorizado por su propia candidata a presidente. No son pocos los familiares de Ustarroz que se han encaramado al entramado Kirchnerista, es decir de “Wado” de Pedro para abajo son varios los integrantes de una u otra familia los que ocupan cargos importantes en la conducción  del Estado. De ahí que Juan Ustarroz sea parte de una avanzada familiera y Mercedes el lugar elegido para hacer valer esta especie de lógica que sustentan los camporistas locales: que ellos, por tener tantos contactos en el gobierno federal son los mejores gestores para que las políticas nacionales impacten en Mercedes, más que en otros sitios. Desde esta lógica miope e hipócrita el mejor candidato a intendente sería el que posea más números de teléfonos de funcionarios o mejor si estos… son familiares.

Selva ha caído en desgracia, no por no haber parado la especulación inmobiliaria o por permitir la contaminación ambiental o por las tantas denuncias en su contra, no. Cayó en desgracia por perder los favores de la patrona.

En el principio era la rosca
Pero mas allá del impresionante despliegue de aparato, de los miles de pesos gastados en publicidad, de los militantes rentados, del reparto de vales de nafta para su caravana, de enviar a sus militantes a pintar los frentes del barrio Esperanza, de la lluvia de ministros que llegaron a apoyarlo y de su designación estratégica al frente de ANSES para salir del anonimato entregando netbooks, ¿qué es Juan Ustarroz? O ¿qué pueden esperar de él los trabajadores de Mercedes?

En  principio ha logrado que otras camarillas dispersas se alinearan, aún rabiosos anti kirhneristas de la primera hora. En esto el “pejotismo” no deja sus viejas mañas: el que maneja la caja maneja al resto. ¿Cómo podría haberse imaginado Perazzo al frente del PAMI meses atrás? El nieto del doctor Gioscio devino por efectos de las roscas un cristinista a ultranza, que rápidamente fue designado en un cargo gracias al acuerdo con los militantes – funcionarios (muy bien pagos) de “La Cámpora”. Extraña voltereta la del concejal Juan Pablo López, llegado a la política de la mano de Zubeldía, cuando juntos anunciaban que Selva pasaría mucho tiempo en tribunales, luego el pase al selvismo y por ende al kircnerismo mas acérrimo para intentar juego propio posteriormente. Hoy ha comprendido ahora  que él, un militante del catolicismo ultramontano, bien podía aliarse al  supuesto progresismo kirchnerista. A esto habría que sumarle dos ó tres muertos políticos más varios punteros barriales y algún dirigente sindical, y el estofado estaría completo.

Botones que sirven de muestra
Es evidente que Ustarroz como parte de una de las camarillas viene a salvar los negocios de los capitalistas amigos y a presentarse justamente ante ellos como el único que puede garantizarles sus ganancias. De eso hace gala el novel candidato y no lo oculta. De hecho uno de sus primeros actos de campaña significativos fue junto al ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y oh sorpresa con la directiva de la Sociedad Rural y hasta el mismísimo Aristi. Más de un inocente que aún suponía que el gobierno “nacional y popular” cada vez se aproximaba más a la reforma agraria se dio cuenta de que Cristina sigue subsidiando a los dueños de la tierra y no ha avanzado un centímetro en tocarles los intereses a los terratenientes. La foto de aquel día es elocuente. Es coherente Wado y cía. cuando  su estimado gobernador Scioli les cobra el impuesto inmobiliario rural a los dueños de la tierra  más cara del país a la tasación que esta tenía en 1994, o sea 2000 $ la hectárea, y hoy se cotiza en torno a los 20.000, pero no pesos sino dólares.

El  otro botón de muestra que sirve para ilustrar qué tipo de construcción política orquestó “La Cámpora” en Mercedes fue primero su visita al flamante secretario general de la UIA. La Unión Industrial Argentina, una cámara empresarial a cargo de Ignacio De Mendiguren, ex ministro de Duhalde y uno de los mentores de la devaluación y la pesificación de las deudas de las empresas, quienes han vivido históricamente del subsidio del Estado. Pero como para mostrar las relaciones carnales con las patronales que siguen pagando sueldos por debajo de la canasta familiar, el tal Juani se los trajo a comer a Mercedes no sólo al nombrado sino también a Lascurain y Peyrano, hombres de pasado híper neoliberal, y se mandaron una buena comilona con cerca de 100 patrones, alborozados por las promesas de exenciones impositivas y la vista gorda en materia de contaminación ambiental y tercerizaciones de los trabajadores. Con la panza llena se han retirado satisfechos los dueños de Guilford, que pagan quincenas inferiores a los mil pesos, o los de Borroni que siguen cobrando el “repro” (una suerte de subsidio que paga el Estado a la empresa por cada trabajador). Igualmente satisfecha se ha de haber retirado la patronal de Magromer contenta ante un nuevo candidato K que no va meter las narices en sus contaminantes desechos.

Obviamente con estos antecedente el joven Ustarroz tiene vía libre para ingresar a cuanta empresa o fabrica se le antoje. Tal como lo reflejan los medios locales, el hombre se recorrió cuanto lugar de explotación exista. ¿Podré yo en nombre del Frente de Izquierda reunirme con los trabajadores en sus puestos de trabajo? ¿Les habrá dicho a los obreros de  las fábricas de Mercedes, de las condiciones insalubres en las que trabajan? ¿Habrá  debatido la necesidad de alcanzar un salario igual al costo de la canasta familiar o el 82% móvil para los jubilados? La respuesta a todas estas preguntas es NO. Sencillamente porque Ustarroz viene a presentarse como el hombre ideal, con línea directa con Cristina y si es necesario con Dios para asegurar los negocios de los empresarios amigos y no tocar  ninguno de los curros armados por Selva. Ningún plan serio de viviendas populares puede provenir de aquellos que priorizan la especulación inmobiliaria por sobre las necesidades habitacionales de un gran número de vecinos.
Ustarroz representa cabalmente la vieja política de embaucar al pueblo con la falsa ilusión de que cuanto más cerca se esté de ellos más fácil será conseguir un plan de viviendas o acceder a un trabajo estable.

Ambos candidatos K representan lo mismo: la  preservación de cada uno de los negocios de los capitalistas que operan en la zona. La falsa polarización con la que pretenden estafar a los trabajadores y al pueblo tiene su punto culminante en octubre cuando pretendan quedarse con todas las bancas del Concejo Deliberante, gane quien gane. Llamamos al pueblo de Mercedes a romper esta trampa.

El Frente de Izquierda es la única lista de real oposición a estos viejos métodos de los partidos del sistema, aprovecharemos estas elecciones de agosto para clarificar a los trabajadores sobre quién es quién y vencer la proscripción votando la lista roja del Frente de Izquierda y los Trabajadores. Superemos las internas de agosto y vayamos a octubre por una bancada de luchadores, verdaderos opositores en el Concejo Deliberante.

* Sergio Resquín es candidato a intendente por el Frente de Izquierda y los Trabajadores.