Muchos durante esta semana se han de ir enterando de que se murió “el viejo”. A otros por alguna razón alguien les contará que “se nos fue ‘el viejo Harry’”. Para los militantes del Partido Obrero, el martes murió Martín. Para unos y otros su ausencia se irá notando con el paso de los días y todos evocarán al mismo compañero, del que la mayoría ignora su apellido.

Martín se incorporó al Partido Obrero en los días difíciles de enfrentar al menemismo, con el aumento sideral de los índices de desocupación. La lucha de los desempleados   que encabezaran por entonces Julio Sena y el negro Sampietro lo acercó definitivamente   al Partido. Martín era jubilado del Correo, había sido cartero durante muchos años y el menemismo lo sorprendió como a tantos con el ataque sistemático a sus magros ingresos. La Coordinadora de Desocupados le sirvió de puente para soldar su vida al PO por mucho tiempo. Por entonces la Coordinadora le reclamaba al poder político local soluciones que nunca llegaban. Así llegaron varias veces a acampar en la Plaza San Martín, para fastidio del entonces intendente Julio Gioscio.

Por el 99 integró las listas del PO y conocimos su apellido, que por supuesto sería lo menos importante: Martín Subote. Fue candidato a concejal y en los aprietes de la patota del PJ estuvo en primera línea en la defensa de cada pintada.

Como gran admirador del “Che” portaba su remera con la cara del comandante en cada actividad, tanto del Partido como de la Coordinadora de Desocupados.

Se movilizó muchas veces junto al Polo Obrero en las jornadas previas a la caída de Cavallo y De la Rúa, y vivió con alegría los cortes de ruta que tuvieron lugar en la ruta 5, junto a varias organizaciones.

Pero el viejo Harry además de su militancia disfrutaba cada recital de las bandas de rock  locales, las reuniones en el “Comu” y su pasión por el aurinegro Club Mercedes.

En los días del cierre de DuPont, Martín se encolumnó como todo el Partido Obrero por la victoria de los trabajadores. Cuando estos decidieron que las palabras de la empresa y de la burocracia sindical se habían terminado, ahí estuvo día y noche en el piquete. Como sucede casi siempre con los más humildes era el que más tenía para dar. Acampó   en la 40 avivando el fuego que impedía la entrada y salida de los camiones. Su foto     apareció en un diario de orden nacional con el fondo de las llamas y el humo del piquete obrero. Tal vez los ex trabajadores de Dupont recuerden su presencia y levanten su copa en su memoria. Fue, en esas jornadas como todo revolucionario socialista en momentos similares, a dejar todo por la victoria obrera, sin esperar nada a cambio. Algo difícil de   entender para algunos en tiempos en que hacer política parece ser un intercambio de favores, o un servicio que se le presta al poderoso para que después alguna limosna se le  caiga.

Militó en el PO hasta hace unos años, creo que la muerte de Fernando Tornatore junto a la dispersión de la Coordinadora de Desocupados lo alejaron de la política activa. Pero en cada conversación, siempre rodeado de pibes, proclamaba su condición de guevarista  y del PO.

Quiso, y así se lo hizo saber a su hermano antes de morir, que una bandera roja del Partido que lo contó entre sus filas envuelva su humilde cajón. Y así se hizo, el martes  el viejo Martín se fue dejando tras de sí las miles de anécdotas de los que compartieron con él el guiso de la carpa de los desocupados, la cerveza en el “Comu”, o el corte de ruta en la 5.

Hasta la victoria siempre, compañero.

* Sergio Resquín es integrante del Partido Obrero y candidato a intendente de Mercedes por el Frente de Izquierda y los Trabajadores.