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28/10/11 El objetivo de esta nota es realizar un análisis en forma general de los resultados de electorales del pasado 23 de octubre, pero en este caso, solamente lo ocurrido a nivel nacional, ya que nuestra ciudad ha vivido una elección demasiado particular, la cual hasta este momento no he logrado terminar de analizar, debido a su complejidad política pero más que nada sociológica. También es mi intención realizar este análisis de la manera más objetiva posible, pero lógicamente hay un grado de subjetividad por mi pertenencia partidaria y por sobre todo lo que ideológicamente es intrínsico a mi ser. El triunfo por parte del oficialismo y el segundo lugar ocupado por el Frente Amplio Progresista encabezado por el socialista santafesino Hermes Binner, genera uno de los avances políticos más esperados por los militantes de la izquierda popular y democrática, pero por sobre todo, por el conjunto de la sociedad Argentina, esa sociedad que (por el momento) no se involucra mayoritaria y directamente en la participación política y que hasta no hace mucho despotricaba contra toda la dirigencia. Nos encontramos frente a un resultado que quizás no sorprendió mucho, pero que genera esperazas de cara al futuro, ya que si sacamos cuentas y dejamos de lado el análisis ideológicamente crítico, podemos observar que casi el 70% del pueblo optó por dos espacios (con sus más y sus menos cada uno) que se proclaman del campo progresista y popular, dejando atrás y bien lejos a las expresiones más conservadoras, catastróficas, representantes de los grupos hegemónicos tanto económicos como mediáticos, esos que no paran de poner el freno de mano al crecimiento y a la distribución, que se oponen a todo y no aportan nada, que quisieron generar miedo y lograron lo contrario. El resultado electoral dejó muy en claro la necesidad de construir una alternativa que no sea solamente oposición por oposición, sino que también acompañe lo que se considera que está bien y es beneficioso al conjunto de la sociedad y que se enfrente y proponga la alternativa de lo que se considere equivocado. Así es que podemos observar que por un lado y mayoritariamente se eligió por un oficialismo que ha demostrado gestión y capacidad de revertir situaciones políticas adversas, que avanzó en temas sociales y que mantuvo el crecimiento económico, que supo canalizar antiguas luchas por derechos de quienes no poseían. Pero que a su vez (aquí es donde no puedo ser objetivo) retrocedió en cuanto al diálogo y la lucha contra la corrupción, que profundiza la depredación por parte de empresas extranjeras de nuestros recursos naturales, que no modifica el sistema impositivo regresivo que afecta directamente a los sectores más vulnerables, que la participación política que crece día a día no es canalizada a través de la participación en la toma de decisiones, que genera leyes pero a su vez las trampas para saltearlas, que no recupera los ferrocarriles para impulsar las economías regionales y bajar el caudal de camiones en las rutas, que realiza alianzas con sectores de la burocracia sindical y hace oídos sordos a un reclamo de muchos sectores de la clase trabajadora como es la inmediata y tan necesaria libertad sindical. Por otro lado, surge con una alternativa que en muy poco tiempo logró posicionarse como segunda fuerza, aunque lejos del oficialismo, pudo demostrar realmente una nueva manera de construcción política, con dirigentes muy experimentados en la gestión pública, participativo, coherente y por sobre todo sin una sola denuncia de corrupción, basada en lo programático y no en lo netamente electoral, reafirmando que es fundamental preservar la identidad de un frente, de una fuerza política, en lugar de privilegiar las alianzas a toda costa y a cualquier precio. El electorado se ha expresado de manera contundente en este sentido. No es sólo una cuestión de votos. El clima político, la identidad nueva, la coherencia, la elaboración programática en el FAP no hubiera sido posible sin una clara definición en materia de alianzas, la cual seguiremos defendiendo y ampliando. Es por esto y mucho más que a partir de ahora debemos saber construir entre el conjunto de las fuerzas progresistas lazos que terminen con el blanco y negro, y piensen en una Argentina en celeste y blanco, contando con nuestro apoyo a lo que está bien y criticando lo que está mal, pero siempre siendo propositivos. Hoy tenemos otra oportunidad histórica, que es avanzar hacia un futuro con más igualdad, libertad, participación y solidaridad, dejar atrás el pasado reaccionario y conservador de algunas fuerzas políticas que hoy forman parte del pasado.
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Noticiasmercedinas.com - Actualizado 28.10.11 8:35 AM |
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