El mercedino Jorge Rafael Videla, quien fue parte de la dictadura más sangrienta que asoló la Argentina en el siglo XX, es procesado por la muerte del obispo Angelelli, sucedida en agosto 1976, mientras Videla era uno de los cabecillas del gobierno de facto instaurado en el mes de marzo de ese año y que llevara adelante una sistemática represión, tortura, asesinatos y secuestros de civiles.

De esta manera el ex dictador argentino Jorge Rafael Videla (nacido en Mercedes) fue procesado en el día como “autor del homicidio calificado” del obispo de La Rioja, Enrique Angel Angelelli, quien murió en agosto de 1976, además de ser encausado por “asociación ilícita agravada”.

Lo cierto es que Videla recibió el 22 de diciembre de 2010 una condena a prisión perpetua en el marco del juicio que se desarrolló en Córdoba por delitos de lesa humanidad. Y el juez federal de La Rioja, Daniel Herrera Piedrabuena, dictó el procesamiento y prisión preventiva, además de Videla –preso en una cárcel común–, de Albano Eduardo Harguindeguy, Luciano Menéndez, Luis Estrella y Juan Carlos Romero.

Lo que se supo de detalles de la investigación, es que Angelelli murió producto de un “accidente automovilístico provocado” donde también resultó con lesiones su acompañante, el ex sacerdote Arturo Aído Pinto.

Además se estableció que hubo irregularidades en la investigación policial del hecho y que al lugar de la tragedia llegó personal de Inteligencia del Ejército y la Policía.

La primera y acelerada investigación hablaba de un accidente automovilístico, por lo que el caso fue archivado, pero la causa fue reabierta en 1984 tras ser calificada como “homicidio” y luego nuevamente cerrada por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

La muerte de Angelelli
Angelelli supuestamente sabía que estaba en la mira de los militares. Personas cercanas a él lo habían escuchado muchas veces decir: "Es mi turno." El 4 de agosto de 1976, conducía una camioneta junto con el padre Arturo Pinto, de regreso de una misa celebrada en la ciudad de Chamical en homenaje a dos sacerdotes asesinados, Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, con tres carpetas con notas sobre los dos casos.

Según el Padre Pinto, un automóvil comenzó a seguirlos, y luego otro. Y en el paraje denominado Punta de los Llanos habrían encerrado a la camioneta hasta hacerla volcar. Después de permanecer inconsciente durante un tiempo, Pinto vio a Angelelli muerto en la carretera, con la parte de atrás de su cuello mostrando lesiones graves, "como si lo hubieran golpeado".

La zona fue rápidamente rodeada por la policía y personal militar. Se envió una ambulancia y el cuerpo de Angelelli fue trasladado a la ciudad de La Rioja. La autopsia reveló varias costillas rotas y una fractura en forma de estrella en el hueso occipital, en consonancia con un golpe dado con un objeto contundente. Los frenos de la camioneta y el volante estaban intactos, y no había marcas de proyectiles.

El informe policial indicó que Pinto era quien había conducido el vehículo, que tuvo una pérdida momentánea del control, y al intentar volver a la carretera reventó un neumático. Según esta versión, Angelelli habría perdido la vida como consecuencia de los sucesivos vuelcos del camión. El juez Rodolfo Vigo aceptó el informe. Pocos días después, el fiscal Martha Guzmán Loza recomendó cerrar el caso, que calificó de "accidente de tránsito".

Otros obispos (Jaime de Nevares, Jorge Novak y Miguel Hesayne) señalaron al caso como un “asesinato”, incluso durante la dictadura, pero el resto de la Iglesia guardó silencio.